DINERO EN 10 MINUTOS
En octubre de 2025, el Banco de la República mantuvo su tasa de política monetaria en 9,25%, una pausa que refleja la tensión entre un crecimiento moderado y una inflación persistente del 5,2%. Analizamos cómo esta decisión impacta el costo de los créditos, los rendimientos de los ahorros y las decisiones financieras de millones de colombianos.

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Tasas de Interés en Colombia 2025: La Cautela del Emisor y su Impacto

CONTENIDO:

El Banco de la República mantuvo inalterada su tasa de política monetaria en 9,25 por ciento en su decisión de octubre de 2025, prolongando una pausa que se inició en abril tras un recorte singular de 25 puntos básicos. Esta estabilidad es el reflejo de un dilema profundo en la economía colombiana: un país que crece a un ritmo moderado, pero cuya inflación se resiste tenazmente a converger hacia la meta del 3 por ciento, fijada por la autoridad monetaria. La junta directiva del emisor, en una votación dividida, reveló de nuevo las fisuras internas sobre el rumbo adecuado de la política, con cuatro directores apoyando el nivel actual y otros abogando por recortes más agresivos. Esta tensión encapsula la complejidad de equilibrar el crecimiento económico con la indispensable estabilidad de precios.

El Pulso Macroeconómico: Inflación Persistente y Crecimiento Moderado

La inflación anual en Colombia alcanzó un preocupante 5,2 por ciento en septiembre, marcando su nivel más alto en siete meses y encadenando tres incrementos consecutivos desde finales del verano. La inflación básica, que excluye los componentes más volátiles como alimentos y bienes regulados, se mantuvo en un robusto 4,8 por ciento. Ambas métricas se sitúan muy por encima del objetivo del Banco de la República, y lo que es más inquietante para los decisores de política, las expectativas de inflación a mediano plazo han aumentado. Tanto las encuestas entre analistas como los instrumentos del mercado de deuda pública proyectan ahora una inflación persistentemente por encima del rango meta (2 a 4 por ciento) para los próximos dos años.

El Banco de la República, en sus comunicados recientes, ha proyectado que el país solo alcanzará la meta de inflación hacia 2027, un horizonte más lejano de lo anticipado. Esta tenacidad de los precios elevados responde a múltiples factores: la indexación de salarios tras incrementos mínimos superiores a la inflación, presiones en los servicios que están ampliamente indexados y un dólar que ha fluctuado más de lo esperado a lo largo del año. En el frente de la actividad económica, el panorama es mixto. El emisor proyecta un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2,6 por ciento para 2025 y 2,9 por ciento para 2026. Este desempeño, hasta ahora, ha sido impulsado principalmente por el consumo privado, respaldado por el aumento de remesas, una sólida creación de empleo y menores tasas de morosidad en la cartera de consumo. Para los próximos meses, se espera que la inversión gane protagonismo, particularmente en la construcción de vivienda y maquinaria, aliviando la excesiva dependencia del gasto de los hogares.

Sin embargo, un desequilibrio externo silencioso ha comenzado a preocupar: el déficit comercial se ha ampliado significativamente. Las cifras revelan que las importaciones crecen más rápido que las exportaciones, impulsadas por la fortaleza de la demanda interna y la debilidad de las exportaciones energéticas. Los analistas proyectan un déficit en cuenta corriente del 2,5 por ciento del PIB en 2025, expandiéndose al 3,3 por ciento en 2026. Esta es una señal clara de desequilibrios externos que podrían condicionar la política monetaria en el futuro, aumentando la vulnerabilidad de la economía colombiana frente a choques externos.

La Dominancia Fiscal: Un Freno Invisible a la Reducción de Tasas

Detrás de la cautela del Banco de la República, existe un factor menos visible, pero profundamente significativo: el deterioro de las finanzas públicas. El gobierno activó la llamada "cláusula de escape" de la regla fiscal paramétrica, permitiendo un mayor gasto en 2025 por encima de lo originalmente permitido por el marco macroeconómico. El presupuesto para 2026, presentado posteriormente, contempla incrementos de gasto primario sustanciales que, francamente, van en contravía de un ajuste fiscal necesario y largamente esperado. Esta dominancia fiscal condiciona cada decisión de política monetaria. Los analistas de investigación advierten que mientras el frente externo se deteriora y la inflación se mantiene elevada, el espacio para reducir tasas sin arriesgar la credibilidad del Banco de la República se estrecha. Es una restricción económica de fondo: cuando el gobierno gasta más de lo que puede financiar sosteniblemente, el banco central tiene considerablemente menos margen de maniobra para estimular la economía a través de menores tasas.

Tasas de Crédito en 2025: ¿Qué Ofrece la Banca Colombiana?

Bajo este entorno de tasa de política en 9,25 por ciento, los bancos estructuran sus ofertas de crédito, que varían ampliamente según el tipo de producto y el perfil del cliente. La Superintendencia Financiera reportó que el Interés Bancario Corriente para créditos de consumo y ordinario alcanzó el 16,24 por ciento en octubre, un promedio ponderado de todas las tasas que cobran los establecimientos de crédito en el país. Pero estas cifras agregadas, aunque oficiales, ocultan una realidad mucho más granular y competitiva. Los principales bancos ofrecen rangos amplios dependiendo del perfil de riesgo del cliente (su scoring crediticio), el plazo del crédito y las condiciones macroeconómicas específicas del momento. Bancolombia, por ejemplo, estructura créditos de consumo desde 13,62 por ciento efectivo anual hasta 24,34 por ciento; Davivienda reporta tasas promedio ponderadas de 14,3 por ciento; mientras que BBVA ofrece condiciones indexadas al IBR (Indicador Bancario de Referencia) más diferenciales que permiten tasas desde 13,54 por ciento en los mejores casos. ¿Se ha preguntado cómo este baile de cifras impacta directamente en su bolsillo y sus proyectos?

Comparativa de Tasas Vigentes en Octubre 2025 para Bancolombia, Davivienda y BBVA

Tipo de Crédito Banco Rango de Tasa (% E.A.) Observación
Crédito Personal Bancolombia 13.62% - 24.34% Desde 1.07% NAMV con seguro incluido
Davivienda 14.30% - 25.49% Promedio ponderado al 10 de octubre
BBVA 13.54% - 24.34% Indexado a IBR para productos variables
Crédito Hipotecario Bancolombia 9.00% - 12.50%* Mínima con domiciliación de nómina
Davivienda 10.00% - 11.14% Leasing para proyectos financiados
BBVA 12.19% - 12.50% Tasa promedio ponderada del sector
Crédito Vehicular Bancolombia 14.30% - 16.49% Vehículos nuevos, tasa fija
Davivienda 9.64% - 10.30% Vehículos combustión fósil e híbridos
BBVA 15.25% - 24.36% Rango según perfil de cliente

*Datos compilados de fuentes oficiales de los bancos y Superintendencia Financiera con corte a octubre 2025.

La tabla evidencia que, si bien la tasa de referencia permanece estable, la competencia bancaria ha generado espacios para tasas competitivas en segmentos específicos. Davivienda, por ejemplo, lidera en créditos vehiculares con tasas que parten desde 9,64 por ciento, una opción muy atractiva. Bancolombia, por su parte, destaca en vivienda, ofreciendo reducciones especiales hasta 9 por ciento para clientes que domicilian su nómina. En los créditos de consumo general, los tres bancos se posicionan dentro de rangos relativamente similares, lo que subraya la importancia de comparar cuidadosamente las ofertas antes de tomar una decisión. Es un mercado donde la información detallada puede significar un ahorro considerable.

El Dilema del Ahorrador y la Sombra de la Usura

Para quienes optan por ahorrar en lugar de endeudarse, el panorama de 2025 ha sido igualmente complejo. Los Certificados de Depósito a Término (CDT) se han movido en un rango entre 8 y 10 por ciento efectivo anual para plazos medios y largos, dependiendo del banco y las instituciones que ofrecen las propuestas más competitivas. Bancos digitales como Banco Finandina han logrado mantener ofertas cercanas al 10 por ciento para plazos de 6 a 9 meses. Este rango refleja directamente la evolución de la tasa de política monetaria. Cuando el Banco de la República mantuvo el 9,25 por ciento en sus últimas cuatro reuniones, el incentivo para que los bancos mejoren sus ofertas de captación se redujo. El margen financiero entre lo que pagan por los depósitos y lo que cobran por los créditos es fundamental para la rentabilidad bancaria, pero también limita cuánto pueden ofrecer a los ahorradores cuando hay pocas expectativas de recortes futuros.

Un ahorrador que invierte 10 millones de pesos en un CDT a 180 días con una tasa del 9 por ciento, por ejemplo, recibirá aproximadamente 450 mil pesos en intereses brutos, antes de descuentos fiscales y la retefuente. Este rendimiento, aunque moderado, todavía permite que las personas mantengan cierto poder de compra frente a una inflación del 5,2 por ciento, pero con un margen de seguridad bastante estrecho después de impuestos. En contraposición, estos cambios en las tasas han abierto oportunidades para quienes buscan invertir en activos en crecimiento, como bienes raíces o proyectos a largo plazo, aprovechando una financiación relativamente más barata que hace algunos años.

Un fenómeno paralelo, que afecta especialmente a solicitantes de crédito con un perfil crediticio más bajo o historial limitado, es la evolución de la tasa de usura, el límite máximo legal que un banco o cualquier prestamista puede cobrar. Para noviembre de 2025, la Superintendencia Financiera certificó una tasa de usura de 24,99 por ciento para créditos de consumo y ordinario, un incremento de 63 puntos básicos respecto a octubre. Este movimiento al alza ocurre porque la tasa de usura se calcula multiplicando por 1,5 veces el Interés Bancario Corriente. Cuando este promedio ponderado sube, el techo legal también se eleva. El fenómeno es especialmente duro para pequeños empresarios y trabajadores informales que dependen de estas líneas de crédito: el límite legal que los bancos pueden cobrarles aumenta, encareciendo aún más el acceso al financiamiento, un costo que francamente es superior al promedio del mercado de 28% EA, según análisis históricos.

Recortes Acumulados y Perspectivas 2026: Una Normalización Cautelosa

Para contextualizar la pausa actual, es útil recordar el camino recorrido en 2025. El Banco de la República inició el año con su tasa de referencia en 9,50 por ciento. Fue en abril cuando realizó su único ajuste del año: un recorte de 25 puntos básicos que llevó la tasa al 9,25 por ciento actual. Desde entonces, en las reuniones de junio, julio, septiembre y octubre, la junta ha optado por mantener este nivel, resistiendo las presiones de algunos de sus miembros y de actores externos que han propuesto reducciones más agresivas. Analistas de instituciones como BBVA Research y ANIF proyectaban reducciones más profundas a lo largo del año; ANIF, por ejemplo, anticipaba una tasa cercana a 7,25 por ciento para cierre de 2025, mientras que BBVA Research ahora proyecta un cierre en 9,25 por ciento con un descenso gradual hacia 8,50 por ciento en 2026. La realidad, como he podido constatar en mi cobertura, ha sido más restrictiva de lo esperado, primariamente por la persistencia inflacionaria.

Mirando hacia adelante, el consenso del mercado anticipa una normalización gradual. Un sondeo de Reuters entre 23 analistas sugiere que la tasa cerrará 2025 en el nivel actual del 9,25 por ciento, para descender hacia 8,25 por ciento al cierre de 2026, lo que implicaría una reducción acumulada de apenas 100 puntos básicos distribuida a lo largo de 18 meses. Esta trayectoria dependerá críticamente de tres factores clave: primero, que la inflación total y la subyacente muestren una clara tendencia descendente hacia mediados de 2026; segundo, que las expectativas de inflación del mercado converjan sostenidamente hacia el rango meta; y tercero, que el frente fiscal ofrezca mayor certidumbre, algo que hoy está ausente. Sin estos ingredientes, la pausa podría extenderse e incluso los recortes podrían ser aún más limitados de lo que hoy se proyecta.

Historias Reales: El Costo del Dinero en la Vida Cotidiana

Detrás de cada porcentaje en las tasas de interés hay historias personales y decisiones trascendentales. María Pérez, una residente de Bogotá y cliente de Bancolombia, me comentó que le tomó por sorpresa que los intereses bajaran de repente en 2025, aunque al final fue un alivio cuando necesitó refinanciar su crédito. Estos cambios, me decía, siguen siendo un misterio para muchos. Carlos Gómez, residente de Medellín, me afirmó que solicitó un préstamo personal en Bancolombia porque sentía que las tasas, aunque altas, ofrecían una buena estabilidad en comparación con la competencia. Al final, fue la mejor opción para él. Juliana Ordoñez, cliente de Davivienda en Barranquilla, me confesó: "Después de revisar mis opciones, opté por Davivienda para el crédito hipotecario. Las tasas me parecieron justas, y los plazos eran más flexibles de lo que inicialmente me ofrecieron en otros bancos."

Pero no todos han visto alivio. Ana María, una profesional de 32 años que buscaba financiar la compra de un apartamento en Bogotá en septiembre de 2025, encontró que los bancos ofrecían tasas alrededor del 10.5 por ciento efectivo anual para créditos hipotecarios sin incentivos adicionales. Hace dos años, cuando la economía estaba más deprimida, esa tasa habría sido cercana al 11-12 por ciento. El descenso gradual del Banco de la República desde 12 por ciento en 2022 hasta 9,25 por ciento en 2024-2025 permitió estas mejoras, pero resultan insuficientes comparadas con los costos de vivienda que han subido más rápido que los salarios.

Para pequeños empresarios como Carlos, quien necesitaba un crédito de 50 millones de pesos para ampliar su taller, las noticias fueron menos favorables. Los bancos le ofrecieron tasas entre 16-18 por ciento para crédito comercial, apenas reducciones respecto a años anteriores. "El Banco Central mantiene su tasa, pero mi costo de dinero sigue alto", resumió con frustración. Y los ahorradores como Roberto, un jubilado con 200 millones de pesos, enfrentaron dilemas. El CDT a un año que en 2023 le ofrecía un 11-12 por ciento, en 2025 le proporciona un 9-9.5 por ciento. Aunque evita una erosión acelerada de su poder de compra con una inflación del 5,2 por ciento, el margen de seguridad se ha estrechado considerablemente.

El Balance: Cautela Justificada, Pero Costosa

La posición del Banco de la República, a pesar de las críticas internas, refleja un análisis sereno de la realidad económica. Una economía que crece a un 2.5 por ciento mientras la inflación se sitúa en 5.2 por ciento, con un déficit en cuenta corriente que se amplía y unas finanzas públicas deterioradas, francamente, no es el entorno ideal para reducir agresivamente las tasas. La lección de 2022-2023, cuando recortes prematuros permitieron que la inflación resurgiese con fuerza, permanece fresca en la memoria institucional. Sin embargo, esta cautela tiene un costo palpable. Empresas que aplazaron inversiones esperando condiciones más benignas en 2025 ahora enfrentan presupuestos para 2026 donde asumen tasas elevadas como una nueva normalidad. Jóvenes profesionales que esperaban comprar vivienda con tasas en claro descenso descubrieron que el descenso fue menor de lo previsto. Ahorradores que tenían planes de retiro basados en CDT con rendimientos de 10-11 por ciento deben reajustar sus expectativas.

El Banco de la República permanece en pausa, esperando señales claras de convergencia inflacionaria antes de reanudar reducciones de tasas. La inflación de octubre y noviembre será crucial: si sigue acelerada, la pausa podría extenderse; si muestra una desinflación clara, el camino para recortes podría reabrirse hacia finales de 2025 o el inicio de 2026. Mientras tanto, la economía colombiana continúa su navegación con tasas en territorio restrictivo según estándares históricos, pero moderado en el contexto internacional. Los bancos mantienen márgenes saludables. Los ahorradores reciben rendimientos que no erosionan significativamente su poder de compra, pero tampoco permiten una acumulación rápida de riqueza. Los deudores siguen pagando intereses elevados que limitan su capacidad de gasto e inversión. Es un equilibrio precario que requiere que la inflación ceda con mayor rapidez, que las finanzas públicas se corrijan, y que las exportaciones se recuperen. Hasta entonces, el 9,25 por ciento del Banco de la República permanecerá como la brújula de una economía que busca estabilidad sin sacrificar completamente el crecimiento, una búsqueda que seguirá marcando el ritmo de las decisiones financieras para millones de colombianos en los meses venideros.

Fuentes principales: Banco de la República (decisiones de política monetaria octubre 2025), Superintendencia Financiera (certificaciones de tasas bancarias y de usura), BBVA Research (proyecciones económicas y análisis), Informes de agencias de investigación económica ANIF y CORFICOLOMBIANA.

Guía Completa de Tasas Bancarias y Créditos en Colombia

Según datos de octubre de 2025, la tasa bancaria corriente promedio para créditos de consumo es de 16,66% efectivo anual. Itaú lidera con 14,2%, seguido de Davivienda (14,3%) y Banco Pichincha (14,7%).
El Banco de la República mantiene la tasa de referencia en 9,25% desde abril de 2025, donde se ha mantenido estable durante seis meses consecutivos.
En noviembre de 2025, el Interés Bancario Corriente (IBC) certificado es de 16,66% para créditos de consumo y ordinario; 26,88% para crédito productivo de mayor monto, y 18,26% para crédito productivo rural.
El Banco de la República realiza reuniones de política monetaria mensualmente, generalmente el último viernes de cada mes. La próxima sesión está programada para noviembre de 2025.
Se espera que la tasa de referencia se mantenga en 9,25% hasta diciembre de 2025, sin cambios previstos hasta abril de 2026, debido a presiones inflacionarias y cautela de la autoridad monetaria.
La inflación anual alcanzó 5,18% en septiembre de 2025. Los analistas proyectan un cierre de año alrededor de 5,21%, alejándose de la meta del 3% establecida por el Banco de la República.
En noviembre de 2025, la tasa de usura máxima para créditos de consumo y ordinario es de 24,99% efectivo anual, calculada como 1,5 veces el Interés Bancario Corriente.
AV Villas ofrece 10,37%, Bancolombia 10,79% y Davivienda 11,29% de tasa efectiva anual. El Banco Serfinanza ofrece desde 9,25% E.A. para crédito hipotecario.
Las tasas de CDT oscilan entre 8% y 10% efectivo anual para plazos de 180 a 360 días. Para plazos menores de 90 días, las tasas están alrededor del 7,5% anual.
Los requisitos generales incluyen: ser mayor de 18 años, tener ingresos mínimos de 2 salarios mínimos (aproximadamente $2.600.000), buen historial crediticio y no estar reportado en centrales de riesgo como Datacrédito.
Documentos requeridos: cédula vigente, certificado laboral (mínimo 6 meses), tres últimos recibos de pago, extractos bancarios de tres meses, y para independientes, declaración de renta de los últimos dos años.
Sí, desde 2012 está prohibido cobrar multas por pago anticipado en créditos menores a 880 salarios mínimos legales vigentes (aproximadamente $1.050 millones en 2025).
El crédito de consumo tiene tasa promedio de 16,66%, mientras que crédito productivo de mayor monto alcanza 26,88% y crédito popular productivo urbano llega a 59,18% en 2025.
Los CDT a un año ofrecen tasas de hasta 10% E.A., superior a la inflación del 5,18%. Cuentas de ahorro tradicionales ofrecen tasas entre 1,5% y 8% según el banco y monto depositado.
Cuando la inflación sube, el Banco de la República mantiene tasas altas para controlar precios. Con inflación de 5,18%, la tasa de 9,25% es cautela ante persistencia de presiones inflacionarias.
Autor del artículo Yolanda Fadul

Autor: Yolanda Fadul

Asesora financiera
Yolanda Fadul es una destacada asesora financiera en Colombia, especializada en educación financiera y planificación de ahorro
Publicado: 05 noviembre 2025 a las 09:07

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