Codeudor en Colombia 2025: La Deuda que No Es Tuya, pero Sí Tu Carga
CONTENIDO:
- La Trampa de la Solidaridad: Entendiendo el Codeudor en 2025
- El Pulso Económico y el Riesgo Implícito del Codeudor
- Los Riesgos que Trascienden la Intención: Impacto Real en su Vida
- ¿Por Qué se Acepta la Carga? Motivaciones Más Allá de lo Racional
- Blindaje Financiero: Estrategias Antes de Asumir el Compromiso
- La Decisión Crucial: Más Allá del Favor, una Estrategia de Vida
- Codeudor: Guía Completa sobre Riesgos, Obligaciones e Implicaciones Legales
La historia de María es, lamentablemente, una de tantas en el tejido financiero colombiano. Su hermano, con la urgencia de un crédito automotriz, le pidió que firmara como codeudora. "Somos familia", le aseguró, una frase que a menudo disuelve la barrera de la cautela. Confiada en la buena fe y capacidad de su hermano, María firmó. No pasaron tres meses cuando los pagos cesaron, y de repente, María se encontró ante un aviso bancario: la deuda de 28 millones de pesos del vehículo, más intereses, recaía ahora sobre ella. Su historial crediticio, impecable hasta entonces, se tiñó de negro, sepultando sus planes de acceder a un crédito hipotecario.
Esta situación, lejos de ser un caso aislado, es una realidad para miles de ciudadanos. De hecho, la Superintendencia Financiera de Colombia ha señalado que apenas un 4,7% de los establecimientos crediticios analizan la necesidad de un codeudor al momento de otorgar préstamos, un dato que, lejos de ser un alivio, subraya una posible flexibilización en las exigencias que no necesariamente protege al garante.
La Trampa de la Solidaridad: Entendiendo el Codeudor en 2025
¿Qué significa realmente ser un codeudor en el contexto legal colombiano para este 2025? El Código Civil y la jurisprudencia de la Superintendencia Financiera son categóricos: un codeudor no es un simple respaldo moral, sino un **deudor solidario**. Esta figura implica que la persona que acepta el compromiso se obliga en las mismas condiciones que el deudor principal a responder por la totalidad de la deuda. No se trata de un fiador, cuya responsabilidad se activa solo si el deudor principal no puede pagar, sino de un co-responsable con idéntica obligación legal.
La Superintendencia Financiera de Colombia, en su Concepto 2018012798-002, ha sido enfática al establecer que "la calidad de deudor solidario en el marco de una obligación crediticia trae consigo el deber de atender el pago del crédito en las mismas condiciones que fueron acordadas entre el deudor principal y su acreedor". Esto significa, sin paliativos, que la entidad financiera puede dirigirse contra cualquiera de los deudores en cualquier momento, sin necesidad de agotar primero las acciones de cobro contra el titular del crédito. Es un compromiso a primera vista, donde la responsabilidad se comparte y el riesgo se multiplica.
El Pulso Económico y el Riesgo Implícito del Codeudor
Comprender la figura del codeudor hoy exige mirar el entorno macroeconómico. ¿Cómo se comporta el crédito en Colombia a finales de 2025? Según el Banco de la República, el saldo bruto de la cartera de establecimientos de crédito ascendió a $725,3 billones con corte a mayo de este año. Si bien se observa una variación real anual positiva del +0,3% –la primera en 25 meses–, esta recuperación es frágil y no uniforme. El crédito de consumo, precisamente el segmento donde más se solicita la figura del codeudor, continúa contrayéndose, registrando una caída del -4,5% en términos reales. Esto refleja una cautela marcada por parte del sistema financiero frente al sobreendeudamiento de los hogares, pero también un indicador de la presión económica que enfrentan muchas familias.
Además, las condiciones de financiamiento no son benignas. La tasa de interés de política monetaria, según la decisión del Banco de la República en octubre de 2025, se mantiene en un elevado 9,25%. Este nivel ha impactado directamente el Interés Bancario Corriente para créditos de consumo, fijado en 16,66% efectivo anual, y consecuentemente, la tasa de usura, que para noviembre de 2025 se sitúa en un crítico 24,99% efectivo anual. ¿Le suena familiar un amigo o familiar pidiéndole respaldo en un préstamo con estas condiciones? Francamente, estos costos tan elevados incrementan exponencialmente el riesgo de incumplimiento para el deudor principal y, por extensión, para usted como codeudor. He cubierto casos donde pequeños retrasos se convirtieron en montos impagables precisamente por la acumulación de intereses en un entorno de tasas elevadas.
Los Riesgos que Trascienden la Intención: Impacto Real en su Vida
Cuando un codeudor estampa su firma, asume una serie de riesgos silenciosos que a menudo se subestiman. El más inmediato y devastador es el impacto en el historial crediticio. Si el deudor principal falla en sus pagos, la entidad financiera no dudará en reportar el incumplimiento tanto al deudor como al codeudor ante las centrales de riesgo como Datacrédito, TransUnion (CIFIN) o Procrédito. De acuerdo con la Ley 1266 de 2008 (Ley de Habeas Data), un reporte negativo puede permanecer en la central de riesgo hasta el doble de la mora, con un máximo de **cuatro años**. Un codeudor con un historial manchado enfrentará un muro infranqueable para acceder a nuevos créditos, tarjetas, hipotecas, e incluso para arrendamientos, pues se le clasificará instantáneamente como un "perfil de riesgo". Laura, de Bogotá, lamenta: "Como codeudora de mi cuñada, no me aprobaron un crédito para comprar mi propio apartamento. ¡Me arrepiento tanto de haber aceptado esa responsabilidad!". Su testimonio resuena con la cruda realidad de miles de colombianos.
Más allá del perfil crediticio, el riesgo de embargo de bienes es una amenaza real. El Código General del Proceso establece que, ante una obligación incumplida, la entidad financiera puede solicitar a un juzgado medidas cautelares de embargo y secuestro sobre los bienes del codeudor. Es fundamental saber que, en octubre de 2025, el límite de inembargabilidad para cuentas de ahorro en procesos ordinarios es de $55.099.308. Todo lo que exceda este monto puede ser embargado y, eventualmente, subastado para cubrir la deuda. Esto no distingue entre bienes del deudor principal y los suyos; para la ley, usted es tan responsable como él.
Y el escenario más preocupante para la estabilidad económica personal es el embargo de salarios. Aunque la DIAN ha fijado un límite de inembargabilidad para cobro coactivo en $25.397.490 para 2025, la realidad es que un codeudor puede ver retenciones en su nómina de hasta el 50% en procesos ejecutivos. Esto puede limitar drásticamente su capacidad de subsistencia y la de su familia, convirtiendo un "favor" en una crisis financiera personal que puede tardar años en resolverse. Las entrevistas con usuarios revelan que el desconocimiento de esta capacidad de embargo es una de las mayores fuentes de angustia una vez que el problema ya ha estallado.
¿Por Qué se Acepta la Carga? Motivaciones Más Allá de lo Racional
Si los riesgos son tan evidentes y las consecuencias tan severas, ¿por qué millones de colombianos siguen aceptando ser codeudores? Las razones son complejas, con una fuerte carga emocional que a menudo eclipsa la lógica financiera. En mis años cubriendo el sector, he visto que estos motivos se repiten con una consistencia alarmante:
- La presión familiar: Es el escenario más común. Un hijo que necesita un crédito para vivienda, un hermano que requiere un vehículo para trabajar, un primo que busca financiar sus estudios. La presión moral es inmensa, y el "no" se percibe como una traición o falta de lealtad. Carlos, de Cali, lo expresó con claridad: "Mi hija necesitaba un préstamo para iniciar su negocio, así que decidí respaldarla como codeudor. Aunque sabía que había riesgos, no iba a dejar que su sueño se esfumara."
- Falta de información: Lamentablemente, la mayoría de los codeudores no comprenden realmente lo que firman. Leen el contrato superficialmente o, en muchos casos, simplemente confían en la palabra del familiar o en la supuesta "seguridad" que les ofrece el banco. No se detienen a consultar expertos ni a simular escenarios adversos.
- Sobrestimar la capacidad de pago ajena: Existe una tendencia a creer que el deudor principal "nunca incumplirá". Sin embargo, el mercado laboral es volátil, las enfermedades pueden surgir, y una mala gestión del dinero puede transformar un compromiso aparentemente seguro en un grave problema financiero.
- Deseo de ayudar: A nivel humanitario, aceptar ser codeudor se percibe como un acto de generosidad. Se prioriza el apoyo al ser querido, sin visualizar completamente los escenarios adversos donde la deuda recaerá sobre uno mismo.
¿Se ha preguntado alguna vez si su propia empatía o su deseo de ayudar a un ser querido podrían poner en jaque su estabilidad financiera?
Blindaje Financiero: Estrategias Antes de Asumir el Compromiso
Ante un panorama donde la ayuda a un ser querido puede convertirse en una pesadilla financiera, la prevención y la información son sus mejores escudos. Antes de aceptar la responsabilidad de un codeudor, es crucial seguir una serie de pasos que, aunque parezcan incómodos, pueden salvarle de una crisis mayor:
- Evalúe minuciosamente la capacidad de pago del deudor principal: No se quede con la palabra. Solicite documentos que comprueben sus ingresos: certificados laborales, últimas declaraciones de renta, estados de cuenta bancarios. Verifique su historial crediticio (puede hacerlo gratuitamente en midatacredito.com o las otras centrales). Asegúrese de que tenga ingresos suficientes para cubrir no solo la cuota del nuevo crédito, sino también sus obligaciones existentes. Recordemos que en un entorno donde el crédito de consumo cae 4,5% en términos reales, la capacidad de pago real es cada vez más limitada.
- Conozca los términos exactos de la deuda: Lea el contrato de principio a fin. No asuma nada. Entienda: el monto exacto, la tasa de interés aplicable (con la tasa de usura en 24,99% efectivo anual, los intereses pueden ser brutales), el plazo de pago, las penalidades por incumplimiento, y las condiciones de refinanciamiento. No firme nada que no entienda completamente o que no haya sido explicado con total claridad.
- Negocie alternativas con la entidad financiera: Muchos bancos están abiertos a otras formas de garantía. Pregunte si existe la posibilidad de:
- Un aval limitado, donde su responsabilidad está acotada a un porcentaje o monto específico de la deuda.
- Hipoteca o prenda sobre bienes específicos del deudor principal.
- Un seguro de crédito que cubra en caso de fallecimiento, incapacidad o desempleo del deudor.
- Diseñe un plan de respaldo financiero personal: Antes de aceptar, calcule cuánto tendría que aportar mensualmente si el deudor incumpliera completamente. ¿Puede permitírselo sin comprometer su vivienda, alimentación, educación o salud? Si la respuesta es no, o si le genera la más mínima duda, la decisión prudente es no firmar.
- Consulte a un asesor financiero o abogado: Aunque implique un costo inicial, una consulta profesional es infinitamente más barata que resolver los problemas posteriores. Un abogado puede explicarle las implicaciones legales completas y, en algunos casos, ayudarle a negociar términos más favorables o a identificar cláusulas abusivas. Como lo mencionó Paula, de Barranquilla: "Ahora sé que, antes de aceptar, debería haber hablado con un asesor financiero. Habría evitado muchos problemas."
- Formalice un acuerdo privado con el deudor: Incluso si se trata de familiares o amigos cercanos, redacte un documento privado. Este debe constar la fecha en que aceptó ser codeudor, el monto y plazo del crédito, las condiciones bajo las cuales estaría dispuesto a asumir pagos (si las hay), y cómo se manejaría la restitución del dinero que usted haya pagado. Este documento, aunque no vincula al banco, protege legalmente su relación con el deudor.
- Mantenga supervisión activa: Si finalmente acepta ser codeudor, solicite a la entidad financiera acceso a los extractos mensuales del crédito. Conozca el estado de los pagos. Si detecta retrasos, actúe inmediatamente hablando con el deudor para resolver el problema antes de que se convierta en un incumplimiento formal que afecte su historial.
La Decisión Crucial: Más Allá del Favor, una Estrategia de Vida
En 2025, con un entorno económico incierto, tasas de interés elevadas y un crédito de consumo aún en contracción, la prevención es más importante que nunca. Aunque leyes como la Ley 1266 de 2008 (Habeas Data) establecen derechos para mejorar el historial crediticio, y el Congreso discute iniciativas como la "Ley Borrón y Cuenta Nueva 2.0" para agilizar la salida de las centrales de riesgo, estas medidas no eliminan el estrés, los conflictos familiares y la crisis económica que genera un incumplimiento. Es crucial entender que estas leyes actúan a posteriori; el verdadero blindaje se construye antes de firmar.
El consejo más importante, y a menudo el más difícil de seguir, es el más simple: piénselo dos veces. Si tiene dudas, la respuesta debe ser no. No existe obligación moral tan fuerte que justifique comprometer su estabilidad financiera y su patrimonio de por vida. Un "no" a tiempo puede ahorrarle años de angustia, conflictos personales irreparables y una crisis económica de la que, como periodista financiero, he visto a muchas familias luchar por salir. Ser codeudor es, en esencia, asumir la deuda ajena como propia. En un país donde la capacidad de pago puede contraerse y los intereses pueden escalar rápidamente, esa decisión debe ser tomada con los ojos completamente abiertos a la realidad y sus posibles consecuencias.





