La Tasa de Colocación en Colombia: El Termómetro del Crédito en 2025
CONTENIDO:
- Un Indicador de Eficiencia y Pulso Económico
- Anatomía del Crédito: Oferta, Demanda y Procesos Internos
- El Efecto Dominó: ¿Cómo Nos Afecta en el Bolsillo y en la Empresa?
- Desentrañando el Cálculo: La Fórmula detrás de la Colocación
- Factores que Mueven los Hilos del Crédito en 2025
- Perspectivas 2025-2026: Entre la Recuperación y la Cautela
- Guía Completa sobre Tasas de Interés y Créditos en Colombia
El acceso al crédito es el motor silencioso que impulsa gran parte de la actividad económica, desde la compra de una vivienda hasta la expansión de un pequeño negocio. En Colombia, el éxito con el que las entidades financieras logran distribuir esos recursos se mide a través de la tasa de colocación, un concepto que va más allá de un simple porcentaje y se convierte en un fiel reflejo de la salud económica de la nación y de la confianza de sus ciudadanos y empresas.
Según los reportes de la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC), a octubre de 2025, la tasa de colocación para créditos de consumo ordinario se estableció en el **16,24% efectivo anual**. Esta cifra, junto con una cartera bruta del sistema que asciende a **$736,6 billones** y un crecimiento real anual del 1,0%, nos obliga a analizar con lupa qué significa realmente para el día a día de millones de colombianos. Recordemos que la inflación anual se mantiene en un 5,2%, superando la meta del 3% establecida por el Banco de la República, cuya tasa de política monetaria se ubica en el 9,25%. Estas cifras iniciales ya nos dan un mapa complejo.
Un Indicador de Eficiencia y Pulso Económico
¿Qué es, en esencia, la tasa de colocación? Es el porcentaje que indica la efectividad de una institución financiera al distribuir créditos y préstamos en el mercado. En términos sencillos, muestra cuánto de los fondos disponibles para prestar han sido efectivamente otorgados a los solicitantes durante un período determinado. Si un banco reporta una alta tasa de colocación, significa que ha sido eficiente en canalizar recursos hacia quienes los necesitan, utilizando gran parte de su capital disponible. Por el contrario, una tasa baja podría señalar procesos más lentos, una menor demanda crediticia o incluso una cautela excesiva por parte de los prestamistas.
Este indicador no es un número aislado; actúa como un transmisor crucial de la política monetaria. Cuando el Banco de la República ajusta su tasa de interés, espera que esta decisión se refleje en la disposición de los bancos para prestar y en las condiciones de los créditos. He cubierto casos donde una política monetaria restrictiva, diseñada para frenar la inflación, se traduce en una contracción de la tasa de colocación, impactando directamente la capacidad de financiación de proyectos. Las entrevistas con directores de entidades financieras revelan que el margen de intermediación bancaria está intrínsecamente ligado a la capacidad de colocar esos fondos de manera rentable y eficiente.
Anatomía del Crédito: Oferta, Demanda y Procesos Internos
Para comprender a fondo la tasa de colocación, es fundamental desglosar sus componentes. Pensemos en ella como la intersección de varias fuerzas económicas. Primero, tenemos los créditos disponibles: el monto definido de recursos que un banco destina a préstamos, provenientes de sus propios fondos, depósitos cautivos de clientes y otras fuentes de fondeo. Este es el capital base que esperan movilizar.
En segundo lugar, se encuentra la demanda de créditos por parte de personas y empresas. Esta demanda varía significativamente por modalidad: los créditos de vivienda, comerciales, de consumo y microcrédito tienen dinámicas distintas, influenciadas por el ciclo económico, las expectativas de crecimiento y las necesidades específicas de cada segmento. Por ejemplo, en un periodo de incertidumbre económica, la demanda de créditos de consumo puede desacelerarse, mientras que la de microcréditos podría mantenerse más resiliente si las oportunidades de emprendimiento local persisten.
Finalmente, la eficiencia operativa de las entidades juega un papel decisivo. Incluso con una robusta oferta de fondos y una alta demanda, si los procesos internos de aprobación, desembolso y gestión de riesgo son burocráticos o lentos, la tasa de colocación se resentirá. Las estructuras de costos bancarios, la capacidad tecnológica y las políticas de riesgo que limitan la exposición a carteras vulnerables, inciden directamente en la agilidad con la que los fondos llegan a los usuarios. Francamente, la inversión en digitalización y automatización de procesos se ha convertido en una prioridad para muchas entidades precisamente para mejorar este indicador.
Al analizar los solicitantes, las entidades no solo miran el historial crediticio; también evalúan la relación deuda-ingreso (DTI), un indicador que mide el porcentaje de ingresos mensuales destinado a obligaciones financieras, y el scoring crediticio, un sistema de calificación del historial en una escala de 1 a 999 puntos. Estos elementos técnicos son cruciales para determinar la capacidad y voluntad de pago, influyendo directamente en la decisión de colocar un crédito y, por ende, en la tasa general de colocación del sistema.
El Efecto Dominó: ¿Cómo Nos Afecta en el Bolsillo y en la Empresa?
La tasa de colocación no es un dato que deba preocupar solo a los economistas o banqueros. Su fluctuación tiene un impacto directo en la economía nacional y en la vida cotidiana. Una baja tasa de colocación, por ejemplo, puede significar que personas y negocios encuentran mayores dificultades para acceder a financiación, frenando tanto el consumo interno como la inversión empresarial. Esto, en última instancia, puede ralentizar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Pensemos en el caso de la familia Rojas, que en 2025 busca comprar su primer automóvil. Si la tasa de colocación es baja, los bancos podrían tener criterios más estrictos o tasas de interés menos atractivas, haciendo más difícil obtener ese crédito vehicular. O Antonio, un pequeño empresario en Medellín que, como me ha comentado en otras ocasiones, "cuando el banco no estaba concediendo muchos préstamos, me resultó muy difícil conseguir un crédito para expandir mi negocio. Aunque había recursos, los procesos eran tan lentos que simplemente no podía planificar correctamente mis inversiones". Esto no es una queja aislada; es la voz de muchos que luchan por la financiación.
Por otro lado, una alta tasa de colocación puede ser un síntoma de confianza económica por parte de los consumidores y las empresas. Si los bancos están otorgando más préstamos, significa que hay mayor optimismo y una mayor disposición a invertir y consumir, lo que fomenta una cadena de crecimiento económico positiva. Las cifras revelan que, pese a los desafíos, el crecimiento real anual del 1,0% en la cartera bruta de octubre de 2025, aunque modesto, indica una recuperación. ¿Le suena familiar esta interacción entre el acceso al crédito y sus planes personales o de negocio?
María, una ciudadana de Bogotá, relató su decepción al intentar obtener un crédito personal a pesar de los anuncios de facilidades: "Vi que el banco ofrecía muchos créditos fáciles, pero cuando presenté mi solicitud, me encontré con muchas trabas. Fue frustrante, porque ya había hecho planes sobre cómo usar ese dinero". Experiencias como la de María son comunes y demuestran que una alta colocación en los titulares no siempre se traduce en una experiencia fluida para el usuario final.
Desentrañando el Cálculo: La Fórmula detrás de la Colocación
El cálculo de la tasa de colocación es un ejercicio de contabilidad financiera relativamente sencillo, pero de gran valor analítico para las entidades y los reguladores. Se basa en una fórmula básica que relaciona los fondos efectivamente prestados con los fondos que la institución tenía disponibles para prestar:
Tasa de Colocación (%) = (Fondos Efectivamente Prestados / Fondos Disponibles para Prestar) * 100
Consideremos una aplicación práctica: si una institución financiera tiene $1.500 millones disponibles para préstamos en un mes y logra colocar $1.200 millones en créditos efectivos, su tasa de colocación se calcularía de la siguiente manera:
- Fondos Disponibles: $1.500.000.000
- Fondos Efectivamente Prestados: $1.200.000.000
- Tasa de Colocación = ($1.200.000.000 / $1.500.000.000) * 100 = 80%
Este indicador se reporta con periodicidad, a menudo mensual o trimestral, por parte de las entidades a la Superintendencia Financiera a través de formatos específicos como el Formato 088. La variación de este porcentaje a lo largo del tiempo permite a los analistas observar tendencias y ajustar políticas crediticias o de fondeo. Es un termómetro que cambia constantemente, influenciado por la coyuntura económica y la propia estrategia de cada banco.
Factores que Mueven los Hilos del Crédito en 2025
La tasa de colocación no opera en un vacío; está influenciada por una compleja red de factores que interactúan y se retroalimentan. Comprenderlos es clave para anticipar el comportamiento del crédito en el mercado colombiano de 2025:
- Tasas de Interés y Política Monetaria: Unas tasas de interés elevadas, como la tasa de política monetaria del Banco de la República en 9,25%, suelen desalentar la demanda de crédito. Aunque la transmisión de esta política tiene un rezago, que los analistas estiman entre 5 y 7 meses, su impacto es innegable. Si los costos de financiación son altos, tanto personas como empresas reconsideran endeudarse, disminuyendo la colocación.
- Condiciones Macroeconómicas: La inflación del 5,2%, el desempleo y las perspectivas del PIB son determinantes. En tiempos de recesión o crisis, las instituciones financieras adoptan una postura más cautelosa, elevando sus requisitos de riesgo y, por ende, disminuyendo su colocación. Un entorno macroeconómico incierto, como el que hemos vivido, tiende a reducir la confianza de los prestamistas.
- Políticas Internas y Gestión de Riesgo: Los procesos burocráticos rígidos o las políticas de riesgo demasiado estrictas pueden impactar negativamente. Cada entidad tiene sus propios criterios de evaluación de crédito, que incluyen, como mencionamos, el DTI y el scoring. Estas políticas internas, cuando son demasiado conservadoras, reducen el universo de solicitantes aprobados, afectando la tasa.
- Competencia y Estructura del Mercado: En un mercado con alta concentración bancaria, la competencia podría ser menor, lo que podría influir en la flexibilidad para colocar créditos. Sin embargo, la entrada de nuevos jugadores y tecnologías financieras (fintech) está generando presiones para optimizar la colocación.
- Capacidad de Depósitos y Encaje Regulatorio: La disponibilidad de fondos para prestar depende de la capacidad de las entidades para captar depósitos. Además, el encaje regulatorio –el porcentaje de los depósitos que los bancos deben mantener como reserva– limita el capital disponible para préstamos.
- Límites de Usura: La tasa de usura, fijada en 28.74% EA para 2025 para el consumo ordinario, es el límite máximo de interés permitido. Si las tasas del mercado se acercan peligrosamente a este umbral, la capacidad de las entidades para ajustar los precios del crédito es limitada, lo que puede afectar la rentabilidad y, por ende, su disposición a colocar más préstamos.
José, un experimentado analista financiero en Cali, nos lo explica con claridad: "La demanda de créditos fluctúa con las tasas de interés y las expectativas económicas. Si las tasas son demasiado altas o el futuro parece incierto, la gente y las empresas lo piensan dos veces antes de endeudarse. En ese sentido, la tasa de colocación se convierte también en un reflejo anticipado de lo que está pasando en la economía real, con ese rezago de la política monetaria."
Perspectivas 2025-2026: Entre la Recuperación y la Cautela
Mirando hacia 2026, el panorama de la tasa de colocación en Colombia presenta una dualidad. Existen señales positivas, como la ligera recuperación en la calidad de cartera y las iniciativas gubernamentales como el "Pacto por el Crédito", que buscan destrabar el acceso a financiación y dinamizar la economía. La Asobancaria, el gremio financiero, ha expresado su optimismo cauteloso frente a la desaceleración de la inflación y las posibles reducciones de la tasa de política monetaria.
No obstante, persisten desafíos significativos. La cartera de consumo, a pesar de su crecimiento nominal, muestra debilidades en su componente de crecimiento real. La morosidad en ciertos sectores económicos, aunque contenida, sigue siendo una preocupación que lleva a las entidades a ser prudentes. Además, la incertidumbre fiscal y la volatilidad en los mercados internacionales podrían generar periodos de mayor cautela en la colocación de créditos. Francamente, la persistencia de una inflación del 5,2%, por encima del rango meta del Banco de la República, sugiere que aún hay presión sobre el costo del dinero.
Un punto crítico que he observado a lo largo de los años es la persistente brecha de financiación en las Mipymes. A pesar de los esfuerzos, las pequeñas y medianas empresas a menudo encuentran barreras para acceder al crédito en condiciones favorables. Una baja tasa de colocación en este segmento no solo limita su crecimiento, sino que también frena la generación de empleo y la innovación, elementos vitales para la economía colombiana. Estudios de ANIF y COLCOB lo confirman: el acceso a financiación sigue siendo uno de los principales cuellos de botella para este motor empresarial.
En este escenario, comprender la tasa de colocación no es solo un ejercicio académico. Es una herramienta poderosa para individuos que buscan financiación, para empresarios que evalúan sus opciones de expansión y para formuladores de políticas que buscan impulsar el crecimiento. El crédito es una vía de doble sentido: un reflejo de la salud del sistema financiero y un catalizador para el desarrollo de la sociedad. Estar informados sobre estas dinámicas nos permite tomar decisiones financieras más inteligentes y participar de manera más activa en la construcción de una economía robusta y equitativa.





