Crédito de Vivienda Usada en Colombia 2025: Mitos y Realidades
CONTENIDO:
- Los Límites Infranqueables de la Financiación Bancaria en 2025
- El Mito del 100%: Por Qué la Financiación Total Es Imposible
- Requisitos para Acceder a un Crédito de Vivienda Usada: Un Mosaico Documental
- Restricciones Silenciosas: Propiedades que Limitan la Financiación
- El Fondo Nacional del Ahorro: Una Alternativa Estratégica para la Vivienda Usada
- El Tiempo Estimado: Del Acuerdo a las Llaves de la Casa
- Tasas de Interés de Referencia: El Pulso del Mercado en Octubre de 2025
- Implicaciones: Acceso a la Vivienda y Estabilidad del Mercado
- Conclusión: La Realidad de la Vivienda Financiada en Colombia 2025
- Guía Completa de Financiamiento de Vivienda en Colombia
La búsqueda de vivienda propia en Colombia es una aspiración compartida por millones de familias. Sin embargo, en el complejo engranaje del mercado financiero, la posibilidad de financiar el 100% de una vivienda usada es una pregunta recurrente que, en 2025, tiene una respuesta contundente: no es posible obtener financiación total bajo el sistema bancario tradicional ni en el Fondo Nacional del Ahorro (FNA). Esta realidad, forjada por décadas de regulación y lecciones aprendidas de crisis pasadas, exige a los compradores una planificación financiera rigurosa y un conocimiento profundo de las condiciones.
Octubre de 2025 nos muestra un mercado hipotecario donde las tasas de interés se han ajustado tras las decisiones del Banco de la República, que mantuvo su tasa de política monetaria en 9.25%. Para créditos NO VIS en pesos, las tasas iniciaban desde 15.00% EA, mientras que el FNA ofrecía modalidades más competitivas, especialmente para rangos de ingresos bajos. Estas cifras, vitales para el bolsillo de cualquier comprador, marcan la pauta del acceso al crédito hoy día.
Los Límites Infranqueables de la Financiación Bancaria en 2025
La normativa colombiana, especialmente la Ley 546 de 1999 o Ley de Vivienda, establece límites claros a la financiación hipotecaria, monitoreados de cerca por la Superintendencia Financiera. Para una vivienda usada que no califica como de interés social (NO VIS), los bancos suelen financiar un máximo del 70% del valor comercial del inmueble. Sin embargo, si la propiedad no es familiar o se destina a inversión, el porcentaje puede reducirse aún más, llegando al 60% en algunos casos, reflejando una mayor percepción de riesgo por parte de las entidades.
En el otro extremo, para viviendas de interés social (VIS) y de interés prioritario (VIP), los bancos extienden su apoyo hasta el 80% del valor. Esta diferenciación responde a una política de fomento a la vivienda social, donde el riesgo es mitigado por programas gubernamentales y la naturaleza de primera necesidad del bien. Los plazos de amortización, por su parte, oscilan entre 5 y 20 años para créditos en pesos, y pueden extenderse hasta 30 años si la modalidad es en UVR (Unidad de Valor Real), ofreciendo flexibilidad para gestionar la cuota mensual.
¿Qué significa esto para el comprador? La implicación es directa y crucial: se requiere una cuota inicial obligatoria que va del 20% al 40% del valor total de la propiedad. Un apartamento de 250 millones de pesos, por ejemplo, exige al menos 50 millones de pesos en ahorros antes de siquiera tocar la puerta del banco. Esta barrera de entrada es la principal razón por la que muchas familias posponen el sueño de vivienda propia, pues acumular tal capital representa un desafío monumental para la mayoría de los hogares de ingresos medios y bajos.
El Mito del 100%: Por Qué la Financiación Total Es Imposible
La idea de financiar el 100% de una vivienda usada es un espejismo en el contexto financiero colombiano. Esta restricción no es una decisión arbitraria de los bancos, sino una medida estructural y regulatoria que se consolidó tras la dolorosa crisis hipotecaria de los años noventa, cuando el colapso del sistema UPAC evidenció los peligros de una financiación excesiva y desregulada. La Ley 546 de 1999 fue precisamente la respuesta legislativa para poner coto a estas prácticas y garantizar la estabilidad del sistema.
Desde una perspectiva de riesgo crediticio, si una entidad financiera financiara la totalidad del valor de un inmueble, y este sufriera una depreciación o el deudor incumpliera sus pagos, la garantía hipotecaria podría resultar insuficiente para cubrir la deuda. Las entrevistas con directores de entidades financieras a lo largo de los años revelan una constante: un deudor que ha invertido capital propio tiene un incentivo mucho mayor para cumplir sus obligaciones, lo que reduce significativamente la tasa de mora. En efecto, los datos del Banco de la República muestran que la cartera vencida en vivienda se ha mantenido en niveles históricamente bajos, cercanos al 4% en 2025, un testimonio de la efectividad de estas regulaciones.
Incluso la entidad más flexible en Colombia, el Fondo Nacional del Ahorro (FNA), que ha sido un pilar para el acceso a vivienda, requiere una cuota inicial mínima. El FNA puede financiar hasta el 90% del valor comercial de la vivienda usada, lo que implica que el comprador debe aportar al menos el 10% de cuota inicial. Este es el límite más generoso del mercado, pero aún así, está lejos de la financiación total. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué, pese a los anhelos, esta política no cambia? La respuesta reside en la prudencia que el sistema financiero colombiano ha cultivado.
Requisitos para Acceder a un Crédito de Vivienda Usada: Un Mosaico Documental
Acceder a un crédito hipotecario en Colombia implica reunir una serie de documentos que varían según el perfil laboral del solicitante. La Superintendencia Financiera y Asobancaria han estandarizado muchos de estos, pero cada banco puede pedir especificidades. La documentación básica incluye:
- Fotocopia ampliada al 150% de la cédula de ciudadanía.
- Declaración de renta del último año gravable.
- Comprobantes de pago recientes de nómina o pensión.
Más allá de lo básico, los requisitos se diversifican:
- Para empleados: Se exige una certificación laboral original con una antigüedad no mayor a 90 días, los últimos tres desprendibles de nómina y, crucialmente, una carta de continuidad laboral. Esta carta es vital, ya que los bancos evalúan la estabilidad del empleo como un factor determinante del riesgo.
- Para pensionados: Deben presentar el último comprobante de pago de pensión y una copia de la resolución de pensionamiento, que valida su estatus.
- Para independientes: La lista se complejiza. Necesitan certificado de Cámara de Comercio (vigente por no más de 90 días), Registro Único Tributario (RUT), los estados financieros de los últimos dos años auditados (si aplica), y extractos bancarios de los últimos seis meses que demuestren un flujo de ingresos constante.
- Para quienes tienen ingresos por arrendamientos: Deben presentar los contratos de arrendamiento vigentes y los extractos bancarios que reflejen el recibo regular de estos cánones.
Otro factor crucial es la relación deuda-ingreso (DTI), un indicador que mide el porcentaje de ingresos mensuales destinado a obligaciones financieras. La Ley de Vivienda establece que la primera cuota mensual del crédito hipotecario no puede superar el 30% del ingreso familiar total. Esto es una línea roja para los bancos. Si un hogar percibe 6 millones de pesos al mes, su cuota hipotecaria máxima no podrá exceder 1.8 millones de pesos, una restricción que busca evitar el sobreendeudamiento y proteger la estabilidad financiera de las familias.
Restricciones Silenciosas: Propiedades que Limitan la Financiación
Más allá de los requisitos del solicitante, la propia naturaleza del inmueble puede convertirse en un obstáculo inesperado para el crédito hipotecario. He cubierto casos donde propiedades, aparentemente atractivas, resultan infinanciables debido a su situación jurídica, un detalle que muchos compradores pasan por alto hasta que es demasiado tarde. Las entidades bancarias son extremadamente cautelosas con cualquier propiedad que presente la menor sombra de incertidumbre legal.
Por ejemplo, las viviendas que se encuentran en litigio, es decir, con su propiedad disputada en los juzgados, son automáticamente descartadas. Un banco no puede aceptar como garantía un bien cuyo dominio podría cambiar por una decisión judicial. Igualmente problemáticas son las propiedades con origen ejidal o municipal. Aunque pueden existir en algunas regiones, los terrenos ejidales son bienes públicos y su estatus jurídico es complejo, dificultando enormemente la constitución de una hipoteca tradicional. La incertidumbre sobre el dominio es una luz roja que los bancos simplemente no ignoran.
Otro conjunto de limitaciones invisibles proviene de la inmaculación administrativa o judicial. Una propiedad que ha estado sujeta a medidas cautelares, embargos previos, o cualquier tipo de limitación administrativa (como deudas fiscales o civiles) no puede ser libremente hipotecada hasta que todas esas cargas se levanten. Los bancos exigen un Certificado de Tradición y Libertad impoluto, que demuestre que el inmueble está completamente libre de cualquier gravamen o limitación, una revisión que puede tomar entre 10 y 20 días hábiles en el estudio de títulos. Desconocer estas restricciones puede llevar a demoras significativas o, en el peor de los casos, a la inviabilidad de la operación.
El Fondo Nacional del Ahorro: Una Alternativa Estratégica para la Vivienda Usada
El Fondo Nacional del Ahorro (FNA) se ha consolidado como la opción más flexible y, a menudo, la más accesible para la financiación de vivienda usada en Colombia. Su principal ventaja radica en la posibilidad de financiar hasta el 90% del valor comercial del inmueble, lo que significa que la cuota inicial mínima requerida es de apenas el 10%, la más baja del mercado. Esto representa un respiro financiero considerable para familias que aún no han logrado acumular grandes ahorros.
Sin embargo, acceder al FNA tiene sus propias particularidades. Es indispensable ser afiliado a la entidad, ya sea a través de cesantías o de un ahorro voluntario contractual. La simple tenencia de dinero no es suficiente; los fondos deben estar depositados y cumplir con el requisito de antigüedad y constancia. Este proceso de afiliación y acumulación de ahorros puede tomar semanas o meses, lo que requiere una planificación anticipada. Además, el FNA exige un puntaje mínimo de 400 puntos en su sistema de calificación interna, el cual se construye a partir del cumplimiento en pagos previos, la puntualidad en las cuotas de ahorro y el monto total ahorrado.
El proceso para obtener un crédito con el FNA consta de varias etapas bien definidas:
- Asesoría: Información inicial sobre el crédito hipotecario.
- Radicación: Presentación de la solicitud única de crédito y referenciación, que puede durar aproximadamente ocho días.
- Análisis de Crédito: Evaluación de la capacidad de pago del solicitante y oferta de crédito.
- Legalización: Estudio del inmueble y su viabilidad como garantía.
- Desembolso: Tramitación final para la entrega del dinero.
Este proceso completo puede tardar en promedio 75 días desde la aprobación de la oferta, sin contar el tiempo que el afiliado tome en aportar la documentación. Una ventaja adicional del FNA es la opción de solicitud conjunta, permitiendo que varios afiliados sumen ingresos para incrementar su capacidad de endeudamiento, una estrategia muy utilizada por parejas o familias que buscan un mayor monto de crédito.
El Tiempo Estimado: Del Acuerdo a las Llaves de la Casa
La compra de una vivienda usada no es un proceso exprés. Desde la identificación del inmueble hasta la entrega de las llaves, el tiempo promedio en Colombia oscila entre seis meses y un año. Esta cifra engloba una serie de etapas, cada una con sus propios tiempos y posibles retrasos:
- Identificación y Negociación del Inmueble: Esta etapa inicial puede variar enormemente, desde semanas hasta meses, dependiendo de la oferta en el mercado y la agilidad de las partes.
- Solicitud y Aprobación del Crédito Hipotecario: Típicamente, los bancos requieren entre 1 y 3 meses para este paso. Incluye la verificación de antecedentes crediticios, evaluación de capacidad de pago y el avalúo del inmueble.
- Avalúo Comercial del Inmueble: Realizado por avaluadores certificados, este proceso tarda entre 10 y 15 días hábiles, aunque en 2025 algunos bancos han logrado reducirlo a una semana gracias a la digitalización.
- Estudio de Títulos: La verificación de la cadena de propiedad del inmueble, esencial para descartar problemas jurídicos, toma entre 10 y 20 días hábiles. Si hay inconsistencias, este tiempo puede extenderse significativamente.
- Firma de Escritura Pública en Notaría: Una vez aprobado el crédito y el estudio de títulos, la firma se programa en 2 a 4 semanas, dependiendo de la disponibilidad de citas notariales, especialmente en grandes ciudades.
- Registro de la Escritura en la Oficina de Instrumentos Públicos: La ley establece un plazo de máximo 5 días hábiles para el registro desde su presentación, aunque en la práctica puede tomar de 7 a 10 días. Este paso es crucial, ya que el desembolso del crédito no ocurre hasta que la escritura esté registrada a favor del banco.
- Desembolso del Crédito: Finalmente, entre la firma de la escritura y el desembolso efectivo, pueden transcurrir de 2 a 4 semanas adicionales.
La paciencia es un ingrediente clave en este proceso. Un comprador bien informado y con la documentación en regla puede agilizar su parte, pero muchos tiempos dependen de terceros, desde el vendedor hasta las entidades públicas. De hecho, los datos de portales inmobiliarios muestran que, en promedio, un inmueble permanece 31.9 días en venta antes de encontrar comprador, lo que indica que la oferta es dinámica, pero el proceso posterior es el que más se extiende.
Tasas de Interés de Referencia: El Pulso del Mercado en Octubre de 2025
Las tasas de interés son el corazón de cualquier operación de crédito, y en octubre de 2025, el panorama del crédito hipotecario en Colombia se mostró con variaciones significativas que los compradores deben analizar. El Banco de la República mantuvo su tasa de política monetaria en 9.25%, una referencia que incide en el costo del dinero para toda la industria financiera.
Para créditos de vivienda usada NO VIS, las tasas ofrecidas por la banca comercial se movieron en rangos como UVR + 6.70% a UVR + 7.50% EA. Esto significa que, con una UVR de aproximadamente 394.28 pesos a mediados de octubre, las tasas efectivas anuales rondaban entre el 13% y el 14%. En la modalidad de pesos, las tasas partían desde el 15.00% EA y podían llegar al 16.00% EA, según la entidad y el perfil del cliente. Francamente, estos costos superan el promedio del mercado de años anteriores, reflejando presiones inflacionarias y un costo de fondeo más elevado para los bancos.
En contraste, las tasas para vivienda VIS eran notablemente más bajas: desde UVR + 6.55% hasta UVR + 7.70% en UVR, o desde 13.80% EA hasta 14.95% EA en pesos. Esta diferencia tarifaria se debe a que la vivienda VIS, al tener un valor máximo regulado y ser de interés social, representa un menor riesgo crediticio para los bancos. Entidades como AV Villas, por ejemplo, ofrecían créditos hipotecarios digitales desde 12.20% EA para VIS y 12.40% EA para NO VIS, posicionándose como una de las opciones más competitivas, mientras que el FNA continuaba liderando con las tasas más bajas para programas preferenciales.
La diferencia entre, por ejemplo, un 12.20% y un 16.00% EA es abismal en el largo plazo. Para un crédito de 200 millones de pesos a 20 años, esa brecha puede significar pagar entre 2 y 2.5 millones de pesos mensuales adicionales en cuotas, simplemente por elegir una entidad financiera con una tasa más alta. Por ello, la comparación minuciosa de ofertas es no solo una recomendación, sino una necesidad imperante.
Implicaciones: Acceso a la Vivienda y Estabilidad del Mercado
La imposibilidad de financiar el 100% de la vivienda tiene consecuencias profundas tanto para los compradores como para la estabilidad del mercado inmobiliario colombiano. La exigencia de una cuota inicial del 20% al 30% actúa como una barrera de acceso significativa para los hogares de ingresos bajos y medios-bajos. Acumular 60 a 90 millones de pesos para un inmueble de 300 millones es una meta que, para una familia con ingresos de 4 millones de pesos, podría significar años de ahorro sin gastos superfluos, una expectativa, francamente, irreal en la mayoría de los casos.
El Fondo Nacional del Ahorro, con su opción de 90% de financiación, ha surgido como un faro para estas familias, ofreciendo una puerta de entrada más accesible. Sin embargo, su requisito de afiliación previa y la necesidad de acumular puntos de ahorro lo mantienen como una opción menos espontánea que la banca comercial. Es un mecanismo que promueve la disciplina del ahorro, pero que no resuelve la necesidad inmediata de capital para quienes no han tenido la previsión o la capacidad de ahorrar consistentemente.
Para el mercado en general, estos límites de financiación han sido un pilar de estabilidad. Las cifras revelan que Colombia ha logrado evitar las crisis hipotecarias que han azotado a otras economías, precisamente por la prudencia en el otorgamiento de créditos. La baja tasa de cartera vencida en vivienda es un indicador de un sistema robusto, donde el riesgo de impago masivo es mínimo. Esta estabilidad es beneficiosa para la economía del país, pero también implica que el acceso a la vivienda propia sigue siendo un privilegio que requiere una acumulación previa de capital, perpetuando un ciclo donde quienes ya tienen bienes acceden más fácilmente al crédito que quienes apenas comienzan.
Conclusión: La Realidad de la Vivienda Financiada en Colombia 2025
En octubre de 2025, el camino hacia la vivienda usada en Colombia es uno de rigurosidad, paciencia y planificación. El mito del 100% de financiación se desvanece ante una realidad regulatoria que busca la estabilidad del sistema por encima de la facilidad de acceso total. Los límites del 70% para NO VIS y 80% para VIS por la banca tradicional, y el 90% a través del FNA, son barreras inamovibles que exigen una cuota inicial considerable.
El proceso, que puede extenderse entre seis meses y un año, demanda una gestión documental meticulosa y una revisión exhaustiva de la situación jurídica del inmueble. Las tasas de interés, aunque influenciadas por la política monetaria, se mantienen en niveles que obligan a una comparación detallada entre las ofertas de las diferentes entidades. Como periodista que ha cubierto este sector por años y ha entrevistado a directores bancarios y usuarios por igual, puedo afirmar que la clave del éxito reside en la información y la disciplina financiera.
Para quienes sueñan con la casa propia, la recomendación es clara: comience a ahorrar cuanto antes, apunte a reunir al menos el 10% del valor del inmueble si su perfil se ajusta al FNA, o el 20-30% para la banca comercial. Asegúrese de que la propiedad no tenga problemas jurídicos y busque asesoramiento legal y financiero profesional. La vivienda propia es un objetivo alcanzable en Colombia, pero requiere una comprensión nítida de sus realidades y la disposición a navegar un proceso que, aunque estricto, garantiza la solidez del sistema y, en última instancia, la protección de su inversión.





