DINERO EN 10 MINUTOS
En Colombia, las cuotas de manejo para tarjetas de crédito estándar oscilan entre $15.000 y $35.000 mensuales, mientras que las de débito promedian los $16.200. Estas cifras, que pueden superar los $50.000 en productos premium, representan una carga anual significativa. Más de 9.5 millones de colombianos con créditos de consumo se enfrentan a estos cobros. Este artículo, basado en datos de la Superintendencia Financiera y el Banco de la República, explora alternativas, consejos para negociar y el impacto del contexto económico de 2025 en sus finanzas.

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Preguntas Frecuentes

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Como habrás deducido el dinero rápido es un instrumento financiero crediticio fácil de obtener, ofertado por entidades financieras que no siempre están conectadas a la banca tradicional. Estos créditos suelen ser de cuantía baja, tanto que pocas veces superan los $1 000 000.

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Aunque el uso de tarjetas de crédito se ha convertido en algo común en la sociedad actual, la verdad es que este instrumento puede traer más problemas que soluciones, especialmente si se compara con los préstamos rápidos. Las tarjetas de crédito suelen generar intereses muy elevados, mucho más que la mayoría de los préstamos urgentes. Además, si lo que necesitas es efectivo, obtenerlo mediante una tarjeta de crédito puede generar costos extra que son mucho más elevados que los generados al usarla en compras.

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Cuotas de Manejo 2025: Impacto y Estrategias para Ahorrar

CONTENIDO:

Las cuotas de manejo de tarjetas de crédito y débito representan un gasto fijo que, aunque parezca menor en el día a día, se convierte en una sangría permanente para el bolsillo colombiano. Según la información reportada por los establecimientos de crédito y supervisada por la Superintendencia Financiera de Colombia, las cuotas de manejo para tarjetas de crédito estándar oscilan entre $15.000 y $35.000 pesos mensuales, pudiendo superar los $50.000 en tarjetas premium. En el caso de las tarjetas débito, el cobro promedio se sitúa en torno a los $16.200 mensuales.

Esta estructura de costos cobra especial relevancia cuando se considera que aproximadamente 9.5 millones de colombianos mantienen créditos de consumo vigentes, una base poblacional significativa expuesta a estas tarifas. El Banco de la República reporta que el endeudamiento promedio en los hogares colombianos alcanza los $10.300.000, cifra que refleja la dependencia de productos financieros como las tarjetas de crédito y débito en la vida cotidiana. La Superintendencia Financiera de Colombia establece que estas cuotas deben ser publicadas de manera estratificada: cuota máxima, cuota mínima y cuota promedio ponderada. Sin embargo, esta transparencia regulatoria no siempre se traduce en claridad para el consumidor promedio, quien frecuentemente desconoce los mecanismos de cálculo y las alternativas disponibles.

La Cuota de Manejo: Un Cargo con Propósito y sus Sombras

La cuota de manejo es un cargo periódico, generalmente mensual, que los bancos cobran por la administración, disponibilidad y mantenimiento del plástico. Esta tarifa teóricamente financia diversos servicios: la infraestructura física de la tarjeta (emisión, reposición, reexpedición), los sistemas digitales de consulta y transacción, el acceso a programas de lealtad o acumulación de puntos, seguros asociados (como cobertura de vida o protección ante desempleo), y la disponibilidad del cupo crediticio.

Desde el punto de vista del banco, la cuota de manejo justifica los costos operacionales fijos que asume por mantener un cliente activo. No obstante, la realidad del consumidor sugiere una brecha evidente entre este fundamento teórico y la percepción de valor recibido. He cubierto casos donde usuarios desconocen qué beneficios específicos respaldan su pago mensual, y al indagar, descubren que muchos de esos “servicios incluidos” tienen limitaciones o condiciones que los hacen poco accesibles en la práctica. ¿Le ha pasado que paga por beneficios que nunca utiliza?

Variaciones y Diferenciación en el Mercado Colombiano

El costo de las cuotas de manejo varía significativamente según el tipo de tarjeta y la entidad emisora. Por ejemplo, Bancolombia cobra $24.590 mensuales en la mayoría de sus tarjetas de crédito clásicas tras los primeros seis meses sin costo (si se solicitan por internet). En contraste, entidades más especializadas en banca digital, como Nequi, ofrecen cuentas débito completamente gratuitas, sin cuota de manejo anual, reflejando una tendencia del mercado hacia productos más competitivos y de bajo costo.

Las tarjetas premium o de lujo, por su parte, cobran considerablemente más. Según datos de la Superintendencia Financiera, este tipo de plásticos puede alcanzar $40.000 a $50.000 mensuales, justificando el costo con beneficios adicionales como cobertura internacional amplificada, seguros de viaje más completos, acceso a salas VIP en aeropuertos o programas de recompensas más generosos. Sin embargo, la verdadera utilidad de estos beneficios depende directamente del perfil de consumo y estilo de vida del titular.

La competencia entre bancos ha generado una clara diferenciación en las estrategias de cobro. Davivienda, por ejemplo, ofrece varias opciones sin cuota de manejo, incluyendo la tarjeta G-Zero con beneficios adicionales. Scotiabank Colpatria presenta la tarjeta One Light con $0 en cuotas de manejo, comprometida además con prácticas sostenibles al ofrecer extractos digitales exclusivamente. Otros jugadores como Banco Agrario, Coopcentral, Finandina y Banco Popular también mantienen en su portafolio opciones sin cobro de cuota. Esta fragmentación del mercado sugiere que la cuota de manejo no es un costo ineludible, sino el resultado de decisiones comerciales que un consumidor informado puede evaluar y, en muchos casos, evitar.

Consecuencias Financieras de la Negligencia y el Impacto en el Historial Crediticio

La negligencia en el manejo de estas tarifas tiene consecuencias económicas concretas que se capitalizan a largo plazo. Un consumidor que pague $25.000 mensuales de cuota de manejo en una tarjeta de crédito estándar estará desembolsando $300.000 anuales por este concepto exclusivamente, sin haber realizado ni una sola compra con intereses diferidos. Cuando esta realidad se multiplica por múltiples tarjetas, una situación común entre profesionales independientes o ejecutivos, las cifras se vuelven dramáticas. Alguien con tres tarjetas de crédito activas estaría pagando potencialmente $900.000 anuales solo en cuotas de manejo.

Pero el impacto va más allá del costo directo. Si esta cuota no se paga a tiempo, genera mora, que a su vez produce intereses de mora y reportes negativos en las centrales de riesgo. Esto deteriora el historial crediticio, cerrando puertas para futuras solicitudes de créditos con mejores condiciones, hipotecas o incluso productos como seguros, donde ahora las aseguradoras consultan antecedentes de pago. Francamente, estos costos superan el promedio del mercado de cobros justificados por servicios, y su impacto en la capacidad de endeudamiento futuro es subestimado por muchos.

Además, existe un efecto psicológico silencioso: cuando una persona tiene múltiples tarjetas con cuotas de manejo activas, tiende a justificar este gasto manteniéndose “activa” en todas, cuando en realidad podría reducir significativamente su carga de compromisos financieros. Este comportamiento, fruto de la inercia, se traduce en un drenaje constante de capital que podría destinarse al ahorro o la inversión.

Beneficios Asociados: ¿Valor Real o Venta de Ilusiones?

Las entidades financieras frecuentemente incluyen paquetes de beneficios para justificar las cuotas de manejo. Estos típicamente comprenden:

  • Seguros de vida y desempleo: Muchas tarjetas incluyen cobertura por muerte del titular, con montos que varían según el nivel de la tarjeta. Algunos productos incorporan seguros de desempleo que pueden cubrir pagos durante ciertos meses si el titular pierde su empleo. Sin embargo, estos seguros suelen tener exclusiones significativas y requieren cumplir condiciones específicas para activarse, como reporta la CONDUSEF para casos similares.
  • Protección de compras: Ciertos seguros cubren robo o daños accidentales de bienes adquiridos con la tarjeta dentro de ciertos períodos y montos máximos. Esto resulta válido para compras de alto valor, pero pierde relevancia para el comprador promedio.
  • Programas de recompensas y puntos: Muchas tarjetas permiten acumular puntos o millas que pueden canjearse por viajes, descuentos o productos. El valor real de estos beneficios depende del patrón de consumo del titular y la facilidad para canjearlos. Las cifras revelan que muchos puntos caducan sin ser utilizados.
  • Acceso VIP: Algunas tarjetas premium ofrecen acceso prioritario a líneas de atención, invitaciones a eventos o acceso a salas de espera en aeropuertos. Su utilidad depende directamente de la frecuencia de viajes del titular.

La evaluación crítica de estos beneficios es fundamental. Un ejecutivo que viaja frecuentemente podría encontrar genuino valor en los seguros de viajero y acceso VIP. Un trabajador remoto sin viajes internacionales, en cambio, plasmará poco beneficio de estas mismas características. La pregunta esencial que debe hacerse es: ¿cuál es el valor real mensual que estoy extrayendo de estos beneficios, y supera la cuota de manejo que pago? Las entrevistas con usuarios revelan que, para la mayoría, la respuesta es un rotundo no.

Alternativas Inteligentes para Evitar o Reducir la Cuota de Manejo

La industria financiera colombiana ha respondido a la presión del consumidor con diversas opciones para reducir o eliminar este costo. Las tarjetas sin cuota de manejo han proliferado en el mercado en años recientes, ofreciendo una oportunidad real de ahorro:

  • Tarjetas sin cuota de manejo: BBVA ofrece la tarjeta Aqua completamente sin cuota de manejo, con beneficios estándar. Bancolombia reconoce que solicitar tarjetas por canales digitales frecuentemente conlleva seis meses sin costo, y su tarjeta American Express Libre tiene cuota de $0 permanentemente. Nequi, como opción completamente digital, no cobra por débito. Revolut, plataforma de pagos digital, también ofrece opciones sin costo de manejo, como señala Rankia.
  • Promociones y campañas de exoneración: Algunos bancos mantienen campañas activas de exoneración temporal de cuotas. Estas pueden solicitarse directamente mediante canales de atención al cliente, principalmente a través del departamento de retención o cancelación. Llamar y preguntar específicamente por "campañas de exoneración" suele ser efectivo, particularmente si el cliente justifica su situación adecuadamente, según testimonios en foros financieros de Reddit y YouTube.
  • Beneficios por número de productos: Bancolombia, por ejemplo, ofrece descuentos en la cuota de manejo según el número de tarjetas de franquicias distintas que se tengan. Con dos tarjetas de franquicias distintas, se logra un 30% de descuento. Con tres tarjetas (Visa, Mastercard y American Express), el descuento alcanza el 50%. Este modelo invierte el incentivo tradicional, recompensando la consolidación sobre la dispersión.
  • Cambio de producto sin cambio de banco: Muchos bancos permiten canjear una tarjeta cara por otra más económica sin perder la historia crediticia o el cupo establecido. Pasar de una tarjeta Gold a una Clásica, por ejemplo, puede reducir significativamente la cuota mensual.
  • Migración a entidades especializadas: Las fintech y bancos digitales han democratizado el acceso. Si el consumidor requiere solo funcionalidades básicas de débito, opciones como DaviPlata, MOVii o las tarjetas débito virtuales ofrecen seguridad sin costo de manejo, como la Global66.

Negociación Efectiva con Bancos Colombianos: Tácticas Comprobadas

A pesar de la percepción de inflexibilidad del sector bancario colombiano, la negociación es viable. Existen estrategias comprobadas para reducir o eliminar la cuota de manejo:

  1. Ser sincero pero estratégico: Al llamar al banco, es más efectivo indicar que desea no pagar la cuota de manejo (como preferencia de producto) que decir que "no puede pagar" (lo cual puede interpretarse como señal de riesgo crediticio). Estudios de usuarios en comunidades financieras colombianas reportan que la sinceridad, cuando bien articulada, ha generado exoneraciones frecuentes por períodos de seis meses o más.
  2. Canalizar la solicitud correctamente: No dirigirse al área de servicio al cliente general, sino específicamente al departamento de retención, cancelación o gestión de clientes. Estos equipos tienen mandatos explícitos de retener clientes valiosos y poder discrecional para otorgar beneficios.
  3. Agrupar productos: Mostrar que tiene múltiples productos con el banco (cuenta corriente, cuenta de ahorros, tarjetas adicionales, seguros) fortalece la posición negociadora. Los bancos valoran más a un cliente con un portafolio diversificado que a uno con un solo producto.
  4. Documentar historial de pagos: Un registro limpio de pagos sin atrasos durante varios años es un activo valioso en la negociación. Presentarlo explícitamente aumenta la probabilidad de éxito.
  5. Investigar promociones vigentes: Antes de llamar, revisar redes sociales, la página del banco y sistemas de comparación para conocer qué promociones están activas, incluyendo exoneraciones por nuevas solicitudes o portabilidades.
  6. Considerar el cambio como opción final: Si el banco rechaza negociar, la amenaza real de cambiar de institución es el factor más persuasivo. Expresar que se trasladará la nómina o se abrirá una cuenta en otra entidad suele desencadenar reconsideraciones.

Estrategias Generales para un Control Riguroso de los Costos Financieros

Más allá de las tácticas individuales, adoptar un enfoque sistemático para gestionar los gastos asociados a tarjetas de crédito y débito es esencial para la salud financiera:

  • Revisión mensual sistemática de extractos: Esto va más allá de verificar compras no autorizadas. Implica estudiar línea por línea qué cobros se incluyen: cuota de manejo, seguros, comisiones por servicios, intereses sobre saldos previos. Como señala Comfama, muchos consumidores descubren, al revisar detenidamente, cobros duplicados o conceptos que creían cancelados.
  • Comparación anual de productos: Una vez al año, dedicar tiempo a comparar qué tarjetas se poseen frente a las necesidades reales. Si una tarjeta no se usa activamente pero aún genera cuota de manejo, es candidata a cancelación. Si una tarjeta tiene beneficios que nunca se utilizan, explorar si existe una versión más económica.
  • Incorporación en el presupuesto personal: Las cuotas de manejo son gastos fijos y deben tratarse como tales. Incluirlas explícitamente en un presupuesto mensual o anual evita sorpresas y permite identificar dónde pueden hacerse ajustes, según recomendaciones de Bloomberg Línea.
  • Automatización de pagos: Configurar pagos automáticos de al menos el monto total de la deuda evita la mora y sus consecuencias. Aunque esto no reduce la cuota de manejo, elimina un factor de riesgo importante.
  • Análisis de costo-beneficio periódico: Cada seis meses, sumar cuánto se paga en cuotas y otros costos, y confrontarlo con el valor específico que se recibe. Si el saldo es negativo (más costo que beneficio), es momento de negociar o cambiar.
  • Fondo de emergencia separado: Mantener un porcentaje de ingresos (idealmente 5-10% según expertos como Seguros Sura) en un fondo de emergencia evita recurrir a tarjetas de crédito para imprevistos, reduciendo así la dependencia de estos productos y la justificación de su costo.

El Marco Regulatorio y el Contexto Económico de Colombia en 2025

La Ley 1328 de 2009, conocida como Ley de Protección del Consumidor Financiero, obliga a las entidades vigiladas por la Superintendencia Financiera a proveer, antes de contratar cualquier producto, una lista detallada y gratuita de todos los cargos o costos, incluyendo comisiones de manejo, seguros y cualquier otro concepto que implique costo. Esta información debe actualizarse anualmente como mínimo, como resalta Función Pública. La Superintendencia Financiera publica periódicamente informes sobre tarjetas de crédito y débito donde aparecen listadas las cuotas mínimas, máximas y promedio ponderadas para cada banco y tipo de producto. Estos datos están disponibles públicamente y representan una herramienta potente para investigación comparativa.

El Valor Total Unificado (VTU) es otro instrumento regulatorio relevante: una proyección del costo total que pagará un cliente considerando todas las comisiones, tasas de interés y seguros incluidos. Aunque frecuentemente ignorado, permite comparaciones honestas entre productos similares de diferentes bancos.

En el contexto de octubre de 2025, varios factores económicos influyen en la relevancia de este tema. La tasa de usura para octubre se fijó en 24.36% efectivo anual, representando una reducción de 0.65 puntos frente a septiembre. Este descenso, reportado por La República, refleja una tendencia moderadora en los costos de endeudamiento, aunque continúa siendo un límite máximo elevado. El crédito de consumo ha mostrado dinamismo: la cartera de consumo registró un crecimiento anual del 38.67% en períodos recientes, impulsado por la flexibilización de tasas y mayor confianza del consumidor. Sin embargo, esta expansión conlleva riesgo: una mayor proporción de hogares se endeuda para consumo básico, incluyendo alimentos, reflejando presiones económicas subyacentes en sectores vulnerables, según Valora Analitik. Aunque las entidades promocionan la expansión crediticia, los datos muestran una vulnerabilidad latente en ciertos segmentos.

Por otro lado, la morosidad en tarjetas de crédito ha mostrado mejorías: la cartera vencida de consumo se contrajo 33.6% a junio de 2025, ubicando indicadores de calidad por mora por debajo del promedio de los últimos cinco años, como indica Bloomberg Línea. Esto sugiere que, a pesar de niveles elevados de endeudamiento, los colombianos mantienen disciplina en pagos en el mercado formal. Finalmente, la implementación del Bre-B, sistema de pagos inmediatos del Banco de la República, promete transformar el panorama: en Brasil, donde existe Pix (su equivalente), las transacciones con tarjeta débito representan menos del 5% de lo que eran antes, cinco años tras su introducción. Esto podría disminuir significativamente la relevancia de las tarjetas de débito y sus cuotas asociadas en años venideros, como analiza El Colombiano.

Conclusiones: El Empoderamiento del Consumidor Financiero

Las cuotas de manejo de tarjetas de crédito y débito no son gastos inevitables ni sagrados. Son el resultado de decisiones comerciales que pueden ser cuestionadas, negociadas y, en muchos casos, evitadas. El consumidor colombiano de 2025 cuenta con herramientas más potentes que nunca: información regulatoria disponible, competencia real entre entidades, opciones fintech sin costo y marcos legales que exigen transparencia. La clave para la libertad financiera no radica en la eliminación total del gasto, sino en la optimización inteligente de cada desembolso.

La optimización de finanzas personales comienza con reconocer que cada peso pagado sin un retorno identificable es un peso que podría invertirse, ahorrarse o destinarse a necesidades reales. Las estrategias presentadas en este artículo—desde la negociación directa con bancos hasta la migración a alternativas digitales—no requieren sacrificios dramáticos, sino únicamente disciplina, información y disposición a cuestionar lo que ha sido presentado como "estándar". Evaluar periódicamente la relación costo-beneficio de sus productos financieros le permitirá garantizar que todas sus elecciones, desde qué tarjeta selecciona hasta cómo gestiona sus saldos, le lleven hacia un éxito financiero sostenible a largo plazo.

Fuentes Principales:

  • Superintendencia Financiera de Colombia: Normativa sobre información a usuarios de tarjetas débito y crédito, informes de cuotas de manejo, resoluciones sobre transparencia.
  • Banco de la República: Reportes de estabilidad financiera, encuestas sobre uso de instrumentos de pago, análisis de tasas y morosidad.
  • Ley 1328 de 2009: Marco regulatorio de protección del consumidor financiero.
  • La República, Valora Analitik, El Colombiano, Bloomberg Línea, Comfama, Seguros Sura, Rankia, Reddit, YouTube, Condusef, ConsultColombiaOnline, Nubank, Global66: Análisis económicos y testimonios de usuarios.

Guía Completa: Cómo Evitar y Reducir la Cuota de Manejo en Tarjetas de Crédito

Existen varias formas: solicitar tarjetas sin cuota de manejo (Nu, RappiCard, Scotiabank One Light), utilizar promociones iniciales de 6 meses gratis, o negociar con tu banco si tienes buen historial crediticio y múltiples productos con ellos.
Bancos como Nu, RappiCard, Scotiabank Colpatria (tarjeta One Light), Finandina, Banco Popular y Bancolombia (American Express Libre) ofrecen tarjetas sin cuota de manejo, mientras que Coopcentral y Banco Agrario tienen entre las cuotas más bajas del mercado.
Las cuotas de manejo oscilan entre $14,900 y $35,000 mensuales para tarjetas estándar, pudiendo superar $50,000 en tarjetas premium, según datos de la Superintendencia Financiera de Colombia.
Solicita la Tarjeta Libre American Express (cuota $0 vitalicia), obtén cuota $0 por 6 meses al solicitar por canales digitales, o accede a descuentos: 30% con 2 tarjetas de diferentes franquicias, 50% con 3 tarjetas (Visa, Mastercard y American Express).
Según datos de octubre de 2025, Itaú tiene la tasa más baja con 14.2% E.A., seguido por Davivienda (14.3% E.A.) y Banco Pichincha (14.7% E.A.) para créditos de consumo.
Tarjetas destacadas en 2025 incluyen Nubank (sin cuota, puntos Nuplus canjeables por deuda/intereses), RappiCard (1-4% cashback), BBVA Aqua (sin cuota, doble puntos online), y Banco de Bogotá con programa LatamPass para viajeros.
La regla 2-3-4 se refiere a criterios de antigüedad laboral: 2 años de estabilidad laboral, 3 años de historial crediticio y 4 transacciones mensuales para mantener beneficios, aunque los requisitos varían según cada banco.
Bancos como Itaú, Davivienda, BBVA, Bancolombia y Banco de Bogotá son los más recomendados por sus bajas tasas de interés, variedad de productos y beneficios, según expertos en finanzas personales en 2025.
Banco Agrario ofrece la tasa más baja con 10.30% E.A., seguido por Banco Serfinanza (12.55% E.A.) y Banco Coopcentral (14% E.A.) para compra de cartera de tarjetas de crédito según datos de julio de 2025.
Debes ser mayor de 18 años (algunos bancos aceptan desde 14-25 años), tener ingresos mínimos comprobables (generalmente 1-2 salarios mínimos mensuales), documento de identidad vigente y evaluar tu capacidad de pago.
Algunos bancos como Scotiabank (tarjetas One Rewards y One Cashback) te eximen si realizas 3-4 compras mensuales con monto mínimo ($200,000), mientras que Bancoomeva requiere 4 transacciones de compra al mes.
Tarjetas sin cuota: Scotiabank One Light, Finandina (virtual y física), Nu Colombia, RappiCard, Banco Popular (varias opciones), Bancolombia Amex Libre, Davivienda (opciones específicas) y Banco Agrario Agroinsumos.
Tarjetas con cuota suelen ofrecer mayores límites de crédito, seguros incluidos y mejores beneficios premium, mientras que tarjetas sin cuota ahorran costos mensuales pero pueden tener límites menores o beneficios básicos.
Sí, si tienes buen historial crediticio, múltiples productos con el banco y llevas varios años como cliente, puedes solicitar negociación de la cuota a través de canales digitales o contactando directamente a tu asesor.
Autor del artículo Jorge Hernán Melguizo

Autor: Jorge Hernán Melguizo

Consultor financiero
Jorge Hernán Melguizo es un reconocido experto financiero en Colombia, con amplia experiencia en asesoramiento financiero y planificación de inversiones
Publicado: 20 septiembre 2025 a las 10:36

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