Dólar en Colombia 2025: La Montaña Rusa del Peso y sus Consecuencias
CONTENIDO:
- La Tasa de Cambio: El Espejo de una Economía en Constante Movimiento
- La Tormenta Perfecta: Factores Internos que Moldean el Peso Colombiano
- La Política Monetaria: El Delicado Equilibrio del Banco de la República
- Las Tensiones Políticas y Sociales: Un Lastre para la Confianza
- La Reforma Tributaria 2025: Un Proyecto Bajo el Microscopio
- El Pulso Global: Cómo los Vientos Externos Mueven la Balanza
- El Petróleo: El Talón de Aquiles de la Economía Colombiana
- La Reserva Federal de EE. UU.: El Faro que Guía (y a Veces Desorienta)
- El Rostro Humano de la Volatilidad: Remesas, Exportaciones y el Día a Día
- Las Remesas: Un Salvavidas que Cambia de Valor
- Exportadores e Importadores: Equilibristas en un Mercado Incierto
- Los Hogares: El Efecto Inflacionario Invisible
- Navegando la Incertidumbre: Consejos Prácticos y Perspectivas para el Cierre de Año
- Pronósticos y Riesgos: ¿Qué Esperar del Peso en el Final de 2025?
- Estrategias para Blindarse: Cuándo y Cómo Convertir Divisas
- El Peso: Más que una Moneda, el Termómetro de una Nación
- Guía Completa del Dólar en Colombia: Tendencias, Proyecciones y Preguntas Frecuentes
A finales de octubre de 2025, la Tasa Representativa del Mercado (TRM) fijó el dólar estadounidense en $3.870,42 pesos colombianos. Una cifra que, a primera vista, puede parecer un número más en la avalancha de datos financieros que recibe diariamente el país. Pero detrás de ese guarismo se esconde una verdad incómoda: 50 millones de dólares –digamos, la inversión de una multinacional o el paquete de divisas que un exportador aguarda para cobrar– equivalen a $193.500 millones de pesos, es decir, cerca de 193.5 billones de pesos según la forma colombiana de contar.
Esa misma cantidad en enero de 2025 habría rendido casi 200 billones de pesos. La diferencia no es trivial: representa pérdidas de varios miles de millones para cualquier agente económico que haya mantenido pesos esperando una tasa más favorable o que tenga compromisos en divisas. En un país donde la inflación acumulada en los primeros diez meses de 2025 ronda el 5,1% anual y donde buena parte de la población depende del dólar –ya sea porque trabaja en el exterior y envía remesas, porque importa bienes o porque sus ahorros están dolarizados– ese movimiento de cien pesos por dólar no es un asunto menor. Es el termómetro de una economía que transpira inquietud.
La Tasa de Cambio: El Espejo de una Economía en Constante Movimiento
La variación del tipo de cambio en Colombia ha sido una verdadera montaña rusa a lo largo de los años, y 2025 no ha sido la excepción. La Superintendencia Financiera reporta que las fluctuaciones responden a una compleja red de factores, tanto locales como globales. Esta volatilidad obliga a cualquier actor económico a permanecer vigilante, pues lo que hoy parece una ganancia, mañana podría convertirse en una considerable pérdida.
He cubierto casos donde empresas pequeñas, al no blindarse adecuadamente, han visto sus márgenes pulverizados por una devaluación inesperada. Las entrevistas con usuarios revelan que la incertidumbre genera parálisis o decisiones apresuradas. La realidad es que muchos desconocen la profundidad de los factores que inciden en el valor del peso, lo que los deja expuestos a movimientos bruscos del mercado.
La Tormenta Perfecta: Factores Internos que Moldean el Peso Colombiano
Lo que está pasando con el peso colombiano en 2025 no es un misterio, pero tampoco es sencillo de desmenuzar. Múltiples variables convergen para crear un escenario de alta incertidumbre y movimientos erráticos.
La Política Monetaria: El Delicado Equilibrio del Banco de la República
El Banco de la República mantiene la tasa de interés de política monetaria en un elevado 9,25%, una de las más altas que ha registrado el país en los últimos años. Esta postura cautelosa se justifica en la persistencia de la inflación, que en agosto tocó 5,1% anual, muy por encima de la meta del 3%. Sin embargo, esa tasa alta, que en teoría debería atraer inversión extranjera en busca de rentabilidad, convive con una realidad mucho más turbulenta para la economía doméstica.
El dilema para la autoridad monetaria es visceral: si sube más las tasas, ahoga la economía real; si las baja con precipitación, la inflación podría dispararse nuevamente. En septiembre, la Junta Directiva del Banco de la República optó por mantener la tasa estable, una votación dividida que reveló tensiones internas sobre el camino a seguir. Entre tanto, el tipo de cambio se convierte en el regulador de facto de la economía, reflejando las expectativas y temores de los inversionistas.
Las Tensiones Políticas y Sociales: Un Lastre para la Confianza
Más allá de los números, hay un telón de fondo político que no es menor. El gobierno del presidente Gustavo Petro ha enfrentado una sucesión de crisis que van más allá de lo meramente económico. Las tensiones diplomáticas con Estados Unidos escalaron a niveles no vistos en décadas: desde la revocatoria de la visa presidencial por sus declaraciones sobre política exterior y migración, hasta las acusaciones norteamericanas de que Colombia fracasa en el control de drogas. Estas fricciones generan desconfianza en los mercados de capitales, espantan inversión y alimentan una prima de riesgo que se refleja directamente en el valor del peso.
Además, la arena política interna está fracturada. El gabinete presidencial ha sufrido más de 50 cambios desde que Petro asumió el poder en agosto de 2022. Ministerios enteros se han renovado, alianzas políticas han colapsado, y las reformas estructurales que prometían transformar al país siguen en el limbo legislativo. Esta inestabilidad es como llevar un lastre en una canoa que intenta navegar aguas turbulentas: desestabiliza, genera dudas, y los mercados financieros –que son tan sensibles como una antena a cualquier señal de incertidumbre– reaccionan depreciando la moneda.
La Reforma Tributaria 2025: Un Proyecto Bajo el Microscopio
En medio de este panorama, el Gobierno Nacional radicó ante el Congreso el Proyecto de Ley de Financiamiento 2025, una de las reformas tributarias más ambiciosas de la historia reciente. Diseñada para recaudar entre $16.3 y $26.3 billones de pesos adicionales, esta iniciativa toca casi todos los impuestos: amplía la base del IVA (incluyendo combustibles, un tema especialmente polémico), aumenta las tarifas de renta para personas naturales hasta el 41%, rebaja drásticamente el umbral del impuesto al patrimonio, e implementa sobretasas en sectores considerados de "altas utilidades" como el financiero y el extractivo.
Para los mercados y los analistas, la reforma representa una apuesta del Gobierno por restaurar la credibilidad fiscal. Las calificadoras de riesgo rebajaron a Colombia en 2024 precisamente por preocupaciones sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas. Una reforma tributaria que logre recaudar lo prometido podría aliviar esa presión. Sin embargo, a octubre de 2025, el proyecto está todavía en fase de debate legislativo y enfrenta una fuerte oposición tanto de gremios empresariales como de sectores políticos. Cada día que pasa sin claridad sobre qué versión finalmente se aprobará es otro día de incertidumbre que el peso acumula en su contrato implícito con los inversionistas. La volatilidad del año refleja precisamente eso: el mercado no sabe si la reforma tributaria llegará a puerto o naufragará en el Congreso.
El Pulso Global: Cómo los Vientos Externos Mueven la Balanza
El peso colombiano no vive en una burbuja aislada. Los cambios en la economía global también juegan un papel importante, actuando como potentes vientos que pueden desestabilizar o impulsar la divisa.
El Petróleo: El Talón de Aquiles de la Economía Colombiana
Colombia es un productor de petróleo relevante a nivel global, pero para nada es un miembro de la OPEP que pueda controlar los precios. El crudo ha sido un activo muy volátil en 2025. A finales de octubre, el barril de petróleo Brent rondaba los $65 dólares, con caídas acumuladas del 11,4% en comparación con el año anterior. El West Texas Intermediate (WTI), el referente del crudo estadounidense, estaba alrededor de $60,98.
Estos precios deprimidos golpean directamente los ingresos fiscales de Colombia: menos divisas por exportaciones de crudo significa menos recursos para pagar deuda externa, subsidios energéticos y programas sociales. Cuando el precio del petróleo cae, la presión sobre la moneda se intensifica. Los inversionistas internacionales saben que el gobierno colombiano tiene menos capacidad de maniobra, que el déficit externo se amplía, y venden pesos en consecuencia. Es un círculo vicioso que toca los cimientos del país.
La Reserva Federal de EE. UU.: El Faro que Guía (y a Veces Desorienta)
En su reunión del 29 de octubre, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió reducir sus tasas de interés en 25 puntos básicos, ubicándolas en un rango de 3,75% a 4,0%. Fue el segundo recorte del año, lo que sugiere un enfoque más flexible de la autoridad monetaria estadounidense frente a preocupaciones sobre el crecimiento del empleo y la desaceleración económica.
Para Colombia, esto tiene un efecto paradójico. Por un lado, tasas más bajas en Estados Unidos hacen menos atractivo tener dólares en depósitos de bajo rendimiento, lo que incentiva a los inversionistas a buscar mayores retornos en mercados emergentes como Colombia. Eso debería fortalecer el peso. Por otro lado, una economía estadounidense débil ralentiza la demanda global, presiona a la baja los precios de materias primas (como el petróleo y el café), y eso daña a exportadores como Colombia. La incógnita permanente es: ¿qué pesa más? Ambas fuerzas están en pugna, y esa incertidumbre se traduce en volatilidad para el peso.
El Rostro Humano de la Volatilidad: Remesas, Exportaciones y el Día a Día
Mientras los analistas discuten puntos porcentuales en sus reportes, millones de colombianos están viviendo las consecuencias reales de esta volatilidad. Desde la remesa que llega desde el exterior hasta el precio del café en la tienda, el dólar impacta de manera profunda y a veces imperceptible.
Las Remesas: Un Salvavidas que Cambia de Valor
Colombia recibió en agosto de 2025 un total de $1.095,38 millones en remesas, según el Banco de la República. Entre enero y agosto, acumuló $8.661,83 millones, registrando un crecimiento de 13,3% respecto al mismo período de 2024. Los pronósticos del Banco de Occidente sugieren que para finales de 2025, las remesas rondarán los $12.500 millones, consolidándose como fuente crítica de ingresos para millones de hogares.
Pero aquí está el dilema: la mayoría de esas remesas llegan en dólares. Cuando el dólar está fuerte, el remesero en Nueva York que envía $500 de su salario consigue más pesos para su familia en Medellín o Cali. Pero cuando el dólar se debilita, como ha sucedido en varios momentos de 2025, ese mismo $500 rinde menos. Para un hogar que depende de remesas para pagar arriendo, educación o gastos médicos, esa diferencia de 50 o 100 pesos por dólar puede significar la diferencia entre cubrir gastos o entrar en crisis. Luis Fernando, remesero desde Miami hace ocho años, lo explica así: "En enero de este año enviaba mi dinero cuando el dólar estaba arriba de $4.000, y eso me permitía ayudar mejor a mi mamá con el medicamento de la diabetes. Ahora, en octubre, aunque sigo enviando lo mismo, ella recibe menos pesos. He tenido que aumentar la cantidad que mando, cosa que no es fácil porque la economía acá también está complicada". ¿Le suena familiar esta montaña rusa para sus finanzas?
Exportadores e Importadores: Equilibristas en un Mercado Incierto
Para los exportadores colombianos de café, flores, cacao u otros productos, la volatilidad del peso es un enemigo constante. Un exportador que fija precios a inicio de año esperando cierta tasa de cambio puede verse sorprendido a mitad de año cuando el peso se mueve 10% en cuestión de semanas. Carlos Mendoza, gerente comercial de una mediana empresa exportadora de flores ubicada en la Sabana de Bogotá, comenta: "La volatilidad nos paraliza. No sabemos a qué precio fijar nuestros contratos. Si el dólar cae más de lo que esperamos, nuestros márgenes desaparecen. Si sube, mejoramos, pero después vivimos la angustia de que baje nuevamente. Lo ideal sería un dólar estable, pero eso parece ser un lujo que Colombia no puede darse".
Por el lado opuesto, los importadores enfrentan un dilema diferente. Cuando el dólar sube, sus costos de importación se disparan. Un distribuidor que trae repuestos de automóviles o equipos industriales desde EE.UU. ve cómo sus costos en pesos aumentan automáticamente. Javier López, importador de equipos de climatización, describe la realidad: "Cuando el dólar subió a $4.300 en febrero-marzo, algunos de mis proveedores americanos me ofrecieron precios en dólares asumiendo mi riesgo cambiario. Pero eso significaba pagarles más. Otros ofrecían precios fijos en pesos, pero a un costo mucho más alto para compensar su propio riesgo. Al final, quien paga eres tú, el importador, porque hay riesgo de cambio allá o acá".
Los Hogares: El Efecto Inflacionario Invisible
Para el ciudadano de a pie que no importa ni exporta, pero que consume productos que requieren insumos del exterior, la volatilidad del dólar se traduce en inflación de costos. Si un farmacéutico importa materias primas para fabricar medicamentos, y el dólar sube, esos precios se incrementan. Si una industria de alimentos importa aditivos o empaquetado, lo mismo sucede. La Superintendencia Financiera, en sus reportes de octubre de 2025, registró que la tasa de usura en Colombia para créditos de consumo y ordinario se elevó de 24,36% a 24,99% efectivo anual. Ese incremento, aunque parece marginal, refleja que el costo del dinero sigue siendo oneroso, presionando a los hogares que recurren al crédito precisamente porque la inflación y la volatilidad del dólar los obligan a buscar financiamiento para mantener su nivel de consumo. La tasa de usura es el límite máximo de interés permitido por ley, y su cercanía a la realidad del mercado crediticio demuestra la presión financiera.
Navegando la Incertidumbre: Consejos Prácticos y Perspectivas para el Cierre de Año
Ahora bien, ¿qué podemos esperar del peso colombiano en el futuro cercano y cómo podemos protegernos? La realidad es que es increíblemente difícil predecir el comportamiento exacto de esta moneda, pero existen tendencias y recomendaciones.
Pronósticos y Riesgos: ¿Qué Esperar del Peso en el Final de 2025?
El consenso entre analistas no existe, pero sí hay tendencias. Fedesarrollo, el influyente think tank colombiano, proyectó para 2025 una tasa de cambio promedio de $4.062 a $4.109 COP/USD, con una mediana de $4.084. Esa proyección implicaría una depreciación mínima (0,2%) respecto a 2024, lo que sugeriría que el promedio del año será cercano a los $4.084, incluso si finales de octubre ronda $3.870.
Credicorp Capital, consultora de importantes casas de inversión, proyectaba un cierre de 2025 cercano a los $4.000, aunque reconocía incertidumbre respecto a las reformas locales y el entorno externo. Un cierre en ese nivel implicaría una depreciación del peso en el último bimestre del año. El Banco de Bogotá, en sus análisis de mercado, ha señalado que el cierre de octubre vio presiones renovadas sobre el peso por aversión global al riesgo, impulsada por el cierre del gobierno federal estadounidense y las amenazas arancelarias de Donald Trump hacia China.
Existen varios escenarios que podrían presionar el dólar al alza en las semanas finales de 2025:
- Aprobación parcial o debilitada de la reforma tributaria: Si el Congreso rechaza o suaviza significativamente las medidas tributarias, los mercados interpretarían eso como una falta de compromiso del Gobierno con la sostenibilidad fiscal, y vendrían presiones sobre el peso.
- Nuevas tensiones comerciales entre EE.UU. y China: Si se concretan aranceles agresivos, la economía global se desaceleraría, afectaría commodities (petróleo) y Colombia sufriría. El dólar se fortalecería en momentos de aversión al riesgo global.
- Deterioro de la situación de seguridad: La violencia de grupos disidentes, aunque no es noticia nueva, sigue siendo un factor de riesgo político que mercados monitorean. Un escalamiento podría generar salida de capitales.
- Reversión de tasas de interés en EE.UU.: Si la Reserva Federal frena sus recortes o incluso suelta señales de que podría subir tasas nuevamente (algo que parecería irreal hoy, pero que es posible si la inflación resurge), el dólar global se fortalecería y el peso sufriría.
Un escenario más optimista, aunque no ampliamente probable, requeriría: (1) aprobación de la reforma tributaria de forma sustancial, (2) mejora en los precios del petróleo, (3) continuación de la flexibilización de la Reserva Federal estadounidense, y (4) estabilización de la situación política interna. En ese caso, el peso podría continuar apreciándose y cerrar el año más fuerte de lo que cierra octubre. Sin embargo, como lo señalaron analistas del Banco de Bogotá, "es improbable que Colombia experimente un rápido fortalecimiento sin reformas importantes, estabilidad política o un shock externo significativo que la favorezca".
Estrategias para Blindarse: Cuándo y Cómo Convertir Divisas
Todo depende de tus necesidades y del objetivo de convertir dólares a pesos. Intentar "timing" el mercado es una tarea casi imposible para la mayoría.
- Para quienes reciben remesas: Si el dinero se necesita para gastos inmediatos en pesos (próximos 30 días), lo más sensato es convertirlo cuando se recibe, sin esperar a un movimiento "mejor". Para quienes tienen capacidad de ahorro, mantener una porción de las remesas en dólares puede servir como protección contra la inflación local.
- Para empresarios y exportadores: La recomendación unánime es utilizar instrumentos de cobertura. Un exportador que sabe que recibirá $100.000 en tres meses por una venta de café podría contratar un forward (un contrato a futuro) hoy para fijar la tasa a la cual convertirá esos dólares. Aunque tiene un costo, elimina la incertidumbre. El Banco de Occidente o Bancoldex ofrecen productos de cobertura para medianas empresas.
- Para importadores: Evalúen negociar con proveedores externos precios en dólares con cláusulas de piso y techo, o acceder a créditos en dólares que den certeza sobre el tipo de cambio.
- Para inversores: Los portafolios que incluyen títulos de deuda pública (TES) o acciones en la bolsa colombiana deberían diversificar entre monedas. Es tentador quedarse en pesos dada la alta tasa de los TES, pero esa rentabilidad se puede erosionar si el peso se deprecia más de lo esperado.
- Para ciudadanos comunes: Enfocarse en lo que pueden controlar: gastar menos, ahorrar más, y buscar mecanismos de ahorro que protejan el poder adquisitivo (fondos de pensión, fondos de renta fija, e incluso alcancías en dólares si tienen acceso). Intentar jugar con el mercado cambiario es un juego de casinos, no de finanzas personales.
El Peso: Más que una Moneda, el Termómetro de una Nación
El peso colombiano no es simplemente una moneda; es un reflejo de cómo perciben los mercados globales la salud política, institucional y económica de Colombia. Cuando el dólar sube contra el peso, no es porque el peso "enferme" en el vacío. Es porque algo en el país –o en el mundo– está generando desconfianza.
En 2025, esa desconfianza tiene múltiples orígenes: una reforma tributaria en limbo legislativo, tensiones diplomáticas con EE.UU., crisis ministeriales recurrentes, precios de petróleo deprimidos, y un entorno global marcado por incertidumbre comercial y una inflación que se niega a bajar a las metas deseadas. Paradójicamente, el Banco de la República mantiene tasas de interés altas (9,25%) que en teoría deberían atraer inversión extranjera y fortalecer el peso. Y en efecto, eso sucede en ciertos períodos, cuando el carry trade (invertir en activos de alto rendimiento) es atractivo. Pero ese soporte es frágil, porque depende del apetito global por riesgo. Cuando ese apetito desaparece –como sucedió en febrero-marzo cuando el dólar tocó $4.300– ni las tasas altas son suficientes.
El cierre de 2025 será revelador. Si la reforma tributaria se aprueba y ofrece alivio fiscal creíble, si los precios del petróleo rebotan, si la Reserva Federal continúa su flexibilización, y si Colombia logra una cierta estabilidad política, el peso podría sorprender con una apreciación hacia $3.700-$3.800. Eso sería positivo para importadores y hogares, aunque negativo para exportadores.
Si lo contrario sucede –aprobación tenue de la reforma, petróleo bajo, incertidumbre política y una Reserva Federal que frena recortes– el dólar podría fácilmente retornar a $4.100-$4.200 antes de que termine el año, generando presiones inflacionarias nuevas y dificultades para deudores en divisas. En todo caso, el peso seguirá siendo volátil. Eso no es algo que desaparecerá con una sola reforma o medida. Es la realidad de ser una economía emergente altamente dependiente de commodities (petróleo, café) y de las decisiones de bancos centrales en países desarrollados. Para millones de colombianos –remeseros, exportadores, empresarios, consumidores– la tarea es aprender a vivir con esa volatilidad, a protegerse donde sea posible, y a recordar que, aunque los números cambian diariamente en las pantallas de Bloomberg, lo que realmente importa es cómo esos cambios afectan el salario, el ahorro y las oportunidades de vida real. En eso, octubre de 2025 deja lecciones que servirán para los meses que vienen.





