Banco de Bogotá: 155 años de tradición y la carrera digital
CONTENIDO:
- Un Legado Forjado en la Historia Financiera de Colombia
- La Estructura Accionaria: El Eje del Grupo Aval
- Más Allá de las Fronteras: La Apuesta Internacional con BAC Credomatic
- Radiografía Financiera 2025: Rendimiento y Cartera en Detalle
- El Compromiso con la Sostenibilidad: Bonos Verdes y Financiación Responsable
- La Transformación Digital: Un Modelo Híbrido para el Futuro
- Navegando los Desafíos: Concentración, Competencia y Entorno Macroeconómico
- Perspectivas y el Gran Dilema: ¿Tradición o Velocidad Digital?
- Centro de Consultas sobre Banco de Bogotá, Grupo Aval y Finanzas en Colombia
En el primer semestre de 2025, Banco de Bogotá reportó utilidades acumuladas que alcanzaron los $698 mil millones, consolidándose como el tercer actor más rentable del sistema financiero colombiano, solo superado por Bancolombia y Davivienda. Durante el segundo trimestre de 2025, la entidad registró una utilidad neta de $430.100 millones, reflejando un robusto crecimiento del 118% interanual. Este dinamismo se explica principalmente por una expansión del 7.2% en el ingreso neto por intereses, que llegó a $1.34 billones, y una notable reducción del 22.9% en provisiones para cartera, lo que sugiere una mejora sustancial en la calidad de sus activos. Con una participación del 12.6% en la cartera total del país, la institución mantiene su posición estratégica, aunque el panorama de la banca colombiana exige una adaptación constante.
Los activos consolidados del Banco de Bogotá para junio de 2025 se situaron en $153.1 billones, con un crecimiento anual del 5.3% (excluyendo efectos de tasa de cambio). Estas cifras, aunque positivas, revelan la presión que ejerce la transformación digital y un entorno competitivo cada vez más exigente sobre las entidades financieras tradicionales. La pregunta no es si crecerán, sino a qué ritmo y bajo qué modelo.
Un Legado Forjado en la Historia Financiera de Colombia
Fundado el 15 de noviembre de 1870, Banco de Bogotá no es solo una institución financiera; es un pilar fundamental en la historia económica de Colombia. Representa la primera institución bancaria privada de capital colombiano, un hito que, como ha documentado el Banco de la República, le otorgó el privilegio inicial de emitir billetes. Su primer director-gerente, Salomón Koppel, lideró la entidad con un capital fundacional de $500.000, una suma considerable para la época.
La capacidad de resiliencia del banco ha sido puesta a prueba a lo largo de más de un siglo y medio, sorteando crisis económicas y políticas, incluida la turbulenta Guerra de los Mil Días (1899-1902). Durante el período de banca libre, entre 1871 y 1923, Banco de Bogotá y Banco de Colombia fueron los actores hegemónicos, acumulando en 1888 el 84.3% de las existencias metálicas del sector crediticio. Esta dominancia temprana sentó las bases de su actual envergadura.
La visión de expansión se manifestó tempranamente en el siglo XX. En 1922, el Banco de Bogotá fue pionero en establecer un sistema de sucursales, extendiendo su presencia más allá de la capital y forjando la que se convertiría en la principal red bancaria del país. Esta vocación por la diversificación también se vio reflejada en la fundación, en 1938, de los Almacenes Generales de Depósito (Almaviva), anticipando la complejidad que hoy caracteriza al conglomerado al que pertenece.
La Estructura Accionaria: El Eje del Grupo Aval
Desde 1987, el destino del Banco de Bogotá se entrelazó con la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo, hoy conocida como Grupo Aval. Este conglomerado, el más grande de Colombia, ejerce un control significativo sobre la entidad. Según datos de junio de 2025, Grupo Aval posee el 68.9% de las acciones del Banco de Bogotá. Esta estructura piramidal, con la familia Sarmiento como principal referente, posiciona al Banco de Bogotá como un pilar operativo clave dentro del holding, que también incluye participaciones mayoritarias en Banco de Occidente (72.3%), Banco Popular (93.7%) y Banco AV Villas (79.9%).
La importancia estratégica de Bogotá como sede no es una casualidad. La capital, centro político y administrativo, fue el punto de partida para una red que hoy alcanza el 93% de los municipios colombianos, con presencia en 1.044 localidades. Esta cobertura geográfica es un testimonio del compromiso del banco con la bancarización del país, llevando servicios financieros a una amplia base de la población, más allá de los grandes centros urbanos. ¿Le suena familiar esta presencia capilar en la vida económica nacional?
Más Allá de las Fronteras: La Apuesta Internacional con BAC Credomatic
El 15 de julio de 2010 marcó un punto de inflexión decisivo en la historia del Banco de Bogotá: la adquisición del 100% de las acciones de BAC Credomatic por $1.920 millones de dólares. Esta operación, gestionada a través de Grupo Aval, transformó la entidad de un jugador predominantemente colombiano a un actor regional con presencia en siete países centroamericanos (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Florida, EE. UU.). Al momento de la compra, BAC Credomatic gestionaba activos por $7.700 millones de dólares.
La justificación de Luis Carlos Sarmiento Angulo para esta movida estratégica fue la "expansión natural" del conglomerado. La adquisición no solo diversificó geográficamente al banco, sino que también impulsó sus activos consolidados a $70.000 millones de dólares, empleando a más de 62.000 personas en una red de 1.600 oficinas. Posteriormente, la estrategia de crecimiento internacional continuó con la compra de BBVA Panamá en 2013 y Multibank Financial Group en 2020. Hoy, BAC Credomatic figura en la posición 23 entre los 250 mayores bancos de América Latina, mientras que Banco de Bogotá, consolidado, se ubica en el puesto 25.
Radiografía Financiera 2025: Rendimiento y Cartera en Detalle
Las cifras de 2025 ofrecen una visión matizada del desempeño de Banco de Bogotá en un mercado exigente. En términos de cartera de crédito, el banco se posiciona en el tercer lugar del sistema con $19.916 millones de dólares, lo que representa el 12.6% del total, detrás de Bancolombia ($43.636 millones) y Davivienda ($24.432 millones). Su capacidad de generación de ingresos se ha mantenido sólida, con un margen neto de intereses (NIM) del 4.3% y un costo de fondeo de 6.3%. Estos indicadores son cruciales para evaluar la eficiencia en la gestión de sus activos y pasivos.
Un aspecto alentador es la mejora en la calidad de la cartera. El índice de cobertura de cartera vencida (ICV 30+), que mide la capacidad del banco para cubrir sus créditos en mora, se situó en 5.3% para el segundo trimestre de 2025, una mejora respecto al 6.2% del año anterior. Esta tendencia sugiere una gestión de riesgo más eficaz y una menor probabilidad de impacto negativo por incumplimientos. Francamente, esta mejora es fundamental en un entorno macroeconómico incierto.
| Indicador | Valor (Julio 2025) | Posición en el sistema |
|---|---|---|
| Utilidades Acumuladas | $723.412 millones | 3ra |
| Cartera de Crédito | $19.916 millones USD | 3ra (12.6% del total) |
| Activos Consolidados | $153.1 billones | -- |
| Crecimiento Utilidad Neta (Q2 2025 vs Q2 2024) | +118% | -- |
| Índice de Cobertura Cartera Vencida (ICV 30+) | 5.3% | Mejora vs. 6.2% (2024) |
El Compromiso con la Sostenibilidad: Bonos Verdes y Financiación Responsable
En un mundo que exige mayor conciencia ambiental y social, Banco de Bogotá ha posicionado la sostenibilidad como un eje estratégico. Cerró 2024 con una cartera sostenible de $19.4 billones, representando el 22.6% de su cartera total. Dentro de esta, la cartera verde alcanzó los $4.7 billones, un crecimiento del 87%, mientras que la cartera social llegó a $14.6 billones. Estas cifras no son meras declaraciones, sino compromisos financieros tangibles.
La entidad ha demostrado su seriedad en esta área a través de emisiones de bonos subordinados sostenibles en mercados internacionales. En marzo de 2023, emitió el primer bono de este tipo en Colombia por $230 millones de dólares, contando con la participación de bancas multilaterales como BID Invest e IFC. Una segunda emisión por $2 billones de pesos y una tercera por $500 mil millones en 2023 y 2024 respectivamente, consolidan esta ruta. Más recientemente, en julio de 2025, el banco cerró un financiamiento verde con GreenYellow por $115 mil millones de pesos, destinado a refinanciar proyectos de eficiencia energética, un paso concreto hacia la descarbonización de la economía.
La Transformación Digital: Un Modelo Híbrido para el Futuro
La era digital ha redefinido la banca, y Banco de Bogotá no es ajeno a esta realidad. La entidad reporta más de 2.5 millones de clientes activos mensuales en sus canales digitales, facilitando más de 134 millones de transacciones a través de su banca móvil y virtual. El saldo en productos digitales asciende a $7.5 billones, evidenciando una adopción significativa por parte de sus usuarios.
Sin embargo, la transformación va más allá de las cifras de uso. En septiembre de 2025, César Prado Villegas, presidente del Banco de Bogotá, ofreció una visión clara en el Latam Fintech Market: el futuro bancario se bifurcará entre bancos universales con escala global y bancos digitales altamente especializados. Prado destacó que una entidad tradicional como la suya debe gestionar más de 300 productos y sistemas heredados complejos. Su solución propuesta es un modelo híbrido, combinando desarrollos internos con alianzas estratégicas con el ecosistema fintech. De hecho, anunció el lanzamiento en 2025 de una nueva oferta de banca transaccional corporativa, construida precisamente con empresas de este ecosistema. Esto subraya que la innovación no siempre es interna; a veces, se encuentra en la colaboración.
Navegando los Desafíos: Concentración, Competencia y Entorno Macroeconómico
El sistema financiero colombiano, aunque robusto, se caracteriza por una alta concentración: los tres bancos líderes controlan más del 50% del mercado. Esta estructura, si bien ofrece estabilidad, también genera presiones regulatorias y de competencia. La irrupción de neobancos como Lulo Bank, Nequi, Nu Colombia, Ualá y Daviplata ha fragmentado los servicios bancarios básicos. En 2024, se registraron aproximadamente 394 compañías fintech operando en Colombia, con el crédito digital concentrando el 70% del ecosistema. Aunque muchas no compiten directamente con la banca plena, aquellas con licencia bancaria, como Nu Colombia o Lulo Bank, sí lo hacen.
La inclusión financiera en Colombia alcanzó un 94.6% en 2024, según la Superintendencia Financiera. Esto significa que la mayor parte del mercado potencial urbano ya está bancarizado. El crecimiento futuro dependerá no de la expansión de la bancarización, sino de la profundización de los servicios. En este contexto, Banco de Bogotá se ubica en el rango medio-alto en términos de tasas de interés, con una tasa promedio ponderada para créditos de consumo del 16.8%, ocupando el décimo lugar entre 39 instituciones. Si bien esto puede ser competitivo para ciertos segmentos, los usuarios están cada vez más sensibles a las diferencias en costos, especialmente en un mercado con tantas opciones.
A esta dinámica interna se suma un contexto macroeconómico complejo. Las proyecciones del Banco de la República, el Ministerio de Hacienda y el FMI para 2025 estiman un crecimiento económico de Colombia entre 2.5% y 2.7%. Sin embargo, la inflación sigue siendo un factor de preocupación, alcanzando el 5.1% en agosto de 2025 y proyectándose en 5% para finales de año, aún por encima de la meta del 3%. Esta rigidez inflacionaria ha llevado al Banco de la República a mantener su tasa de política en 9.25% hasta finales de 2025, con descensos graduales esperados solo a partir de 2026. Estas tasas elevadas, aunque necesarias para controlar la inflación, ejercen presión sobre las carteras de crédito, especialmente en consumo e hipotecarios, impactando la capacidad de pago de los hogares y empresas.
Adicionalmente, el déficit fiscal de Colombia, con la suspensión de la regla fiscal, añade una capa de incertidumbre macroeconómica. Esto se traduce en diferenciales de crédito más amplios y, consecuentemente, en un mayor costo de fondeo para las instituciones financieras. En este escenario, la habilidad del Banco de Bogotá para gestionar sus costos y mantener la calidad de su cartera será fundamental.
Perspectivas y el Gran Dilema: ¿Tradición o Velocidad Digital?
Los analistas mantienen una perspectiva positiva moderada sobre Banco de Bogotá para 2026. Se proyecta un crecimiento de cartera en un rango de 4% a 7% real, con un dinamismo esperado en el segmento de vivienda y estabilidad relativa en el comercial. La asamblea de accionistas de marzo de 2025, que aprobó un dividendo de $146 por acción (distribuyendo el 55% de las utilidades de 2024), reflejó un optimismo cauteloso. Las proyecciones para 2026 sugieren que los dividendos podrían alcanzar $2.509 por acción, un crecimiento del 57.2%, asumiendo una mejora continua en la rentabilidad.
Banco de Bogotá, con casi 155 años de historia, encarna una paradoja: es una institución de largo aliento que debe reinventarse constantemente para mantener su relevancia. Su posición como segundo en participación de mercado y tercero en rentabilidad refleja un estatus que, aunque sólido, se erosiona gradualmente ante la agilidad de los nuevos actores digitales. La estrategia híbrida de combinar su fortaleza tradicional con alianzas fintech parece ser el camino más prudente.
Sin embargo, el tiempo apremia. Lo que está en juego para el próximo trienio no es solo su capacidad de mantener una base de clientes de 23.9 millones de personas en 11 países, sino su velocidad y profundidad en la transformación digital. La respuesta a este desafío dependerá menos de su indudablemente gloriosa historia y más de su capacidad para innovar y adaptarse en un sistema donde la concentración actual podría dispersarse conforme los nuevos actores digitales maduren. El futuro de Banco de Bogotá será un estudio de caso sobre cómo una institución centenaria navega la disrupción del siglo XXI.





