Avances con Tarjeta de Crédito Visa en Colombia: El Alto Precio de la Liquidez Inmediata
CONTENIDO:
- La Ilusión de la Liquidez Inmediata: Un Vistazo Crítico a los Avances de Efectivo
- El Mecanismo del Avance: Simple, Pero Costoso
- Retiro en cajero automático: Velocidad con Precaución
- Retiro en ventanilla bancaria: Personalizado pero con Sus Trampas
- La Verdadera Factura: Tasa de Usura, Comisiones y el Inevitable 4x1000
- La Tasa de Interés: Siempre al Límite
- Comisiones por Avance: El Cargo Fijo por "Facilidad"
- El Impuesto 4x1000: Un Gravamen Ineludible
- Los Límites que Aprisionan y el Impacto en tu Cupo
- El Verdugo del Historial Crediticio: Cuando la Necesidad Pasa Factura
- Blindarse ante la Adversidad: Estrategias y Alternativas Reales
- El Contexto Macroeconómico: Un Telón de Fondo Complejo
- Reflexión Final: ¿Una Herramienta o un Síntoma de Exclusión?
- Guía Completa: Avances de Efectivo con Tarjeta de Crédito en Colombia
En octubre de 2025, la Superintendencia Financiera de Colombia certificó una tasa de usura del 24,36% efectivo anual (EA) para créditos de consumo y ordinarios, un umbral que los avances en efectivo con tarjetas de crédito Visa rozan con inquietante frecuencia. Esta es la tasa máxima permitida por ley, y la realidad del mercado muestra que la mayoría de las entidades financieras se apegan a este límite. Bancos como Itaú, Scotiabank Colpatria y Finandina aplican el 24,36% EA, mientras que otros como Banco W (23,36% EA) y GNB Sudameris (23,48% EA) ofrecen márgenes apenas perceptibles. Esta homogeneidad de costos, muy cercana al tope legal, ofrece poco respiro a los consumidores.
La situación es aún más delicada si consideramos el panorama de la morosidad. El Banco de la República reportó para marzo de 2025 que el indicador de calidad de cartera por mora en créditos de consumo se situó en un preocupante 6,9%. Esto sugiere una creciente dificultad de pago entre los colombianos, que a menudo recurren a los avances como un último recurso para cubrir gastos básicos, desencadenando ciclos de deuda de difícil solución. El avance con tarjeta de crédito, lejos de ser una solución, puede convertirse en un síntoma de una salud financiera deteriorada.
La Ilusión de la Liquidez Inmediata: Un Vistazo Crítico a los Avances de Efectivo
Sacar efectivo de una tarjeta de crédito Visa puede parecer una respuesta rápida a una necesidad económica urgente. Sin embargo, esta aparente facilidad esconde una serie de costos y consecuencias que es vital comprender a fondo. Como periodista financiero que ha cubierto de cerca el sector, he visto cómo muchos usuarios, en momentos de apremio, subestiman el impacto de estas transacciones en su cupo disponible, su historial crediticio y su estabilidad financiera a mediano plazo.
A menudo, este tipo de operaciones son presentadas como una "ayuda", pero su verdadera naturaleza es la de un préstamo instantáneo, con una de las tasas de interés más altas del mercado y condiciones que juegan en contra del deudor. El objetivo de este análisis es desglosar de forma clara el procedimiento, los requisitos, los costos ocultos y las mejores prácticas para abordar este recurso con responsabilidad, sin poner en jaque su economía personal ni su acceso futuro a crédito.
El Mecanismo del Avance: Simple, Pero Costoso
El proceso para retirar efectivo con una tarjeta de crédito es, en efecto, sencillo, una característica que, paradójicamente, lo hace más atractivo y peligroso. Existen dos vías principales: el cajero automático y la ventanilla bancaria. Ambas ofrecen acceso rápido al dinero, pero sus costos y particularidades merecen una mirada atenta antes de elegir.
Retiro en cajero automático: Velocidad con Precaución
Para quienes optan por la inmediatez de un cajero, el procedimiento es estándar. Se introduce la tarjeta Visa, se digita el NIP (Número de Identificación Personal, a menudo diferente al de compras), se selecciona la opción de avance y se especifica el monto. Los límites diarios varían significativamente entre entidades. Por ejemplo, Bancolombia permite retiros de hasta $2.700.000 diarios en cajeros propios y de la red Aval, con un número ilimitado de transacciones. Scotiabank Colpatria, en contraste, restringe los avances hasta un 30% del cupo total de la tarjeta.
- Busque cajeros autorizados: Opte por máquinas de su banco o de redes compatibles (Servibanca, ATH, BBVA, Bancolombia, etc.).
- Proteja su NIP: Cubra siempre el teclado al digitar su clave y nunca la comparta.
- Conserve el recibo: Es su comprobante de la transacción.
- Alerta: Si el cajero muestra dispositivos extraños o sufre un bloqueo, evite la transacción y notifique a su banco.
Retiro en ventanilla bancaria: Personalizado pero con Sus Trampas
Si prefiere la atención personalizada, puede acudir a una sucursal. Allí, con su documento de identidad y tarjeta, y tras firmar un recibo, se le entregará el efectivo. En ventanilla, los límites suelen ser mayores. Bancolombia, por ejemplo, autoriza hasta $5.000.000 diarios en corresponsales bancarios y montos que varían según el segmento de cliente en sucursales físicas. Davivienda, por su parte, permite avances de hasta el 50% del cupo para tarjetas de segmentos móviles y livianos, 70% para clásicas, y hasta el 100% para segmentos premium (Gold, Platinum, Black, Signature y Diners).
Independientemente del método, un punto crucial a entender es que, a diferencia de las compras tradicionales, los avances de efectivo generan intereses desde el primer día y se aplican sobre las tasas más elevadas del mercado. Esta diferencia es el corazón del costo financiero de esta operación.
La Verdadera Factura: Tasa de Usura, Comisiones y el Inevitable 4x1000
El error más frecuente al considerar un avance en efectivo es subestimar su verdadero costo. No es simplemente el monto retirado. Es un engranaje de tasas, comisiones e impuestos que elevan significativamente el precio final del dinero.
La Tasa de Interés: Siempre al Límite
Como mencionamos, la tasa de interés efectiva anual para avances en octubre de 2025 fue de hasta el 24,36% EA, casi el tope de usura. Bancolombia, por ejemplo, reportó una tasa del 24,3283% EA. Esto representa un interés mensual del 1,8771%. Francamente, estos costos superan con creces el promedio de las tasas para compras regulares con tarjeta de crédito, que en muchos bancos oscilan entre el 18% y el 22% EA. Esta diferencia de 4 a 5 puntos porcentuales anuales se traduce en miles de pesos adicionales para el usuario.
Comisiones por Avance: El Cargo Fijo por "Facilidad"
Además de los intereses, cada avance genera una comisión fija por transacción. Estas varían según el banco y el canal. Bancolombia, por ejemplo, aplica una comisión inicial para los primeros $1.000.000 en sucursal física, con tarifas adicionales para nuevas transacciones en el mismo mes. Otros, como RappiCard, pueden tener comisiones que rondan los $10.500 por retiro. Esta comisión es un costo fijo que se suma al capital e intereses, haciendo que incluso pequeños avances sean desproporcionadamente caros.
El Impuesto 4x1000: Un Gravamen Ineludible
El Gravamen de Movimientos Financieros (GMF), popularmente conocido como 4x1000, es otro componente ineludible. Este impuesto, regulado por la Ley 2277 de 2022, representa el 0,4% del valor retirado. Así, por cada $1.000.000 que se avance, el usuario paga $4.000 en impuestos. Es crucial señalar que, si bien a partir de diciembre de 2024 se estableció una exención para movimientos que no superen los 350 UVT mensuales (equivalentes a $17.429.650 en 2025), la mayoría de las personas que recurren a avances en efectivo suelen estar por debajo de ese umbral de ingresos, lo que significa que el 4x1000 sí aplicará a sus transacciones, añadiendo un costo más a su necesidad.
| Concepto | Tasa/Costo (Octubre 2025) | Observación |
|---|---|---|
| Tasa de Usura (EA) | 24,36% | Límite máximo permitido por la Superintendencia Financiera |
| Comisión por Avance | Desde $8.000 - $15.000 COP | Varía por banco y canal (cajero/ventanilla) |
| Impuesto 4x1000 | 0,4% del valor retirado | Aplica si movimientos superan 350 UVT mensuales ($17.429.650 en 2025) |
| Interés Moratorio (EA) | 22,36% | En caso de no pago oportuno (certificada por Superfinanciera) |
Comparar un avance con una compra tradicional con tarjeta de crédito es ilustrativo. Para un mismo monto de $1.000.000, una compra diferida podría tener una tasa del 20% EA y el 4x1000 si aplica. Un avance, en cambio, implica el 24,36% EA (o similar), la comisión fija de avance, y también el 4x1000. La diferencia en costos es significativa, haciendo que los avances sean entre un 4% y un 5% más caros solo en intereses, sin contar la comisión.
Los Límites que Aprisionan y el Impacto en tu Cupo
Las restricciones sobre los avances no son meros tecnicismos; son mecanismos que controlan el acceso al dinero y pueden empujar al usuario a buscar más liquidez. La mayoría de los bancos restringen los avances entre el 30% y el 100% del cupo total aprobado, un porcentaje que fluctúa según el segmento de cliente y el riesgo percibido.
Banco Agrario, por ejemplo, limita los avances al 50% del cupo, mientras que Scotiabank los restringe al 30%. Solo Davivienda ofrece hasta el 100% para sus clientes premium, lo que subraya que la flexibilidad en avances es un privilegio, no una norma.
El impacto en el cupo disponible es inmediato y tangible. Si un usuario tiene un cupo de $10.000.000 y realiza un avance de $5.000.000, ese monto se detrae directamente de su línea de crédito para compras. Durante el plazo de pago del avance (que puede ser de 18 a 24 meses en cajeros automáticos, y hasta 36 meses en sucursales), ese capital queda bloqueado. Esto no solo limita la capacidad de compra del usuario, sino que en muchas ocasiones lo obliga a buscar nuevos avances con otras tarjetas o, en el peor de los escenarios, recurrir a prestamistas informales, entrando en una espiral de deuda.
La rigidez en los plazos de pago es otro factor problemático. Los avances en cajero automático suelen tener un plazo fijo de 24 meses sin opción de modificación. Aunque en sucursales algunos bancos como Davivienda permiten ajustes hasta antes de la fecha de facturación, esta flexibilidad es limitada y requiere una disciplina financiera que no siempre está presente en momentos de emergencia.
El Verdugo del Historial Crediticio: Cuando la Necesidad Pasa Factura
Cuando un usuario realiza un avance en efectivo, está enviando una señal inequívoca al sistema financiero: una necesidad urgente de liquidez. Entidades como Datacrédito y TransUnion registran esta transacción y los sistemas de evaluación de riesgo comienzan a perfilar al cliente como de alto riesgo.
El efecto cascada es predecible: el puntaje crediticio (scoring) disminuye, lo que encarece o dificulta el acceso a crédito futuro. ¿Le suena familiar? He cubierto casos donde usuarios que antes calificaban para créditos de libre inversión al 18% anual, tras varios avances, se encuentran con tasas del 24% o más en sus próximas solicitudes. El historial de avances múltiples o frecuentes es particularmente pernicioso, pues indica una dependencia constante del crédito para cubrir gastos básicos.
Consideremos un ejemplo concreto que he analizado en la práctica: una persona con un cupo de $6.000.000 realiza un avance de $3.000.000 a 24 meses. Pagará mensualmente aproximadamente $175.900, incluyendo capital e intereses decrecientes (iniciando en $60.750 el primer mes). Al final de los 24 meses, el costo total ascenderá a $4.233.600, lo que significa que el usuario habrá pagado $1.233.600 adicionales por esos $3.000.000 que retiró. Si durante este periodo se presenta la mora, los intereses moratorios en octubre de 2025 serían del 22,36% EA, exacerbando dramáticamente la deuda. Esta es una realidad que muchos desconocen hasta que es demasiado tarde.
Buenas Prácticas para Proteger su Historial (y su Bolsillo)
- Pague antes de la fecha de corte: Minimice los intereses, que empiezan a correr desde el día uno.
- Uso excepcional: Limite los avances a situaciones de emergencia real, no como fuente habitual de liquidez.
- Atención a las señales: Los bancos monitorean la frecuencia de los avances; un uso excesivo puede limitar futuros beneficios o aumentos de cupo.
Blindarse ante la Adversidad: Estrategias y Alternativas Reales
La seguridad en los avances no es solo física; es primordialmente financiera. Si bien las recomendaciones bancarias sobre el uso de cajeros automáticos son importantes (cubrir el teclado, evitar horarios de baja vigilancia, revisar la máquina), la seguridad personal requiere una introspección honesta: ¿es esta realmente una emergencia ineludible o una tentación evitable?
Para usar esta herramienta responsablemente, se deben observar protocolos estrictos. Los avances deben limitarse a emergencias documentables (gastos médicos urgentes, reparaciones del hogar inesperadas). Se debe pagar el monto máximo posible lo antes posible, idealmente antes de los 12 meses. Es fundamental registrar el avance en un presupuesto personal y ajustar gastos para compensar. Y quizás lo más importante: evitar repetir avances con la misma tarjeta dentro del mismo año.
Alternativas Más Inteligentes Antes del Avance
Antes de recurrir a un avance, valore estas opciones, que suelen ser más económicas o menos riesgosas:
- Crédito personal o de libre inversión: Si necesita efectivo para un gasto concreto, un crédito personal de un banco o cooperativa, aunque requiera más trámites, suele tener tasas entre 18% y 22% EA, significativamente menores que las de los avances.
- Préstamo de cooperativa: Muchos empleados tienen acceso a préstamos con sus cooperativas a tasas aún más bajas, a menudo entre 12% y 16% EA, con procesos más amigables.
- Línea de crédito convencional: Algunos bancos ofrecen líneas de crédito rotativas con tasas más competitivas que los avances, sin la comisión fija.
- Microfinancieras especializadas: Para montos pequeños, algunas ofrecen créditos rápidos con tasas competitivas y un acompañamiento financiero.
- Venta de activos o aplazamiento de gastos: Vender bienes innecesarios o aplazar compras no urgentes es siempre preferible a endeudarse a tasas tan elevadas.
- Fondos de emergencia: La meta financiera ideal es tener entre 3 y 6 meses de gastos básicos ahorrados. Aunque difícil, es el verdadero seguro contra emergencias.
- Programas de asistencia: Dependiendo de la emergencia (desempleo, enfermedad), existen programas gubernamentales o de ONG que brindan apoyo sin costo financiero.
El Contexto Macroeconómico: Un Telón de Fondo Complejo
La prevalencia de los avances en efectivo no es un accidente en el ecosistema financiero colombiano. En 2025, el Banco de la República ha mantenido una tasa de intervención del 9,25%, permitiendo una moderada reducción de las tasas de crédito en general. Sin embargo, esta relajación no se ha extendido de manera uniforme a todos los productos. Los avances se mantienen como uno de los más costosos, precisamente porque el riesgo de morosidad asociado es intrínsecamente alto.
El ya mencionado Indicador de Calidad de Cartera (ICM) para consumo, que a marzo de 2025 se situó en 6,9%, es una prueba de ello. Esta cifra sugiere que casi uno de cada catorce pesos prestados en tarjetas de crédito no se paga a tiempo. Aunque las estadísticas específicas para avances no se publican de forma granular, mi experiencia cubriendo el sector me indica que la morosidad en estos productos tiende a ser aún mayor, ya que son utilizados por consumidores bajo un estrés financiero más agudo.
Reflexión Final: ¿Una Herramienta o un Síntoma de Exclusión?
Los avances en efectivo con tarjeta de crédito Visa en Colombia, a octubre de 2025, representan una encrucijada financiera para muchos. Prometen una solución inmediata a una emergencia, pero a menudo garantizan un problema financiero a mediano y largo plazo. Con una tasa de usura máxima de 24,36% EA, más comisiones fijas y el impuesto 4x1000, el consumidor paga un precio extraordinario por un dinero que, teóricamente, ya es parte de su cupo aprobado.
El análisis crítico nos lleva a una conclusión incómoda: el sistema financiero formal colombiano ha permitido que este producto sea legalmente viable, pero económicamente depredador. La Superintendencia Financiera ha fijado límites a las tasas, sí, pero esos límites son máximos alcanzados por la mayoría de los bancos, no necesariamente límites razonables desde la perspectiva del consumidor. La realidad es que, para el colombiano promedio, especialmente aquellos sin acceso a crédito convencional o con un fondo de emergencia sólido, los avances en efectivo son menos una herramienta financiera y más un síntoma de una exclusión que los empuja a una deuda costosa.
¿Se ha preguntado alguna vez si un producto financiero es tan oneroso que casi nadie querría usarlo si lo entendiera por completo? Quizás esa es la pregunta que debería hacerse todo colombiano antes de solicitar un avance. Comprender el costo real es el primer paso para proteger su tranquilidad y construir un historial crediticio sólido. Antes de optar por el retiro de efectivo, evalúe sus alternativas y reflexione si su necesidad es realmente urgente o si puede resolverla de una forma más económica.
Fuentes citadas:
- Superintendencia Financiera de Colombia, Resolución de Tasa de Usura octubre 2025
- Banco de la República, Reporte de Estabilidad Financiera 2025
- Tarifarios oficiales de Bancolombia, Scotiabank Colpatria, Davivienda, GNB Sudameris (octubre 2025)
- Ley 2277 de 2022, reforma tributaria colombiana
- Superintendencia Financiera, Informes de Calidad de Cartera (marzo 2025)





