Bancolombia A La Mano y Bre-B: Luces y sombras de la inclusión financiera en Colombia 2025
CONTENIDO:
- Un adiós inesperado: Bancolombia A La Mano y el panorama financiero de 2025
- Radiografía de una solución pasada: ¿Cómo funcionaba "A La Mano" para el retiro de efectivo?
- Retirar dinero sin tarjeta en 2025: las opciones tras la era "A La Mano"
- ¿Quién gana y quién pierde? Perfiles de usuario en la encrucijada digital
- El costo oculto de la exclusión: cuando la tecnología no basta
- Mirando hacia el futuro: ¿Hacia una inclusión financiera real en Colombia?
- Conclusión: Progreso tecnológico, persistencia de desigualdad
- Guía Completa: Retiros y Servicios de Bancolombia en Colombia
Hace apenas unos meses, 5.4 millones de colombianos vieron cómo Bancolombia A La Mano, la billetera digital que facilitó el acceso a servicios financieros básicos por más de una década, cerraba sus puertas definitivamente en mayo de 2025. Esta decisión, aunque estratégica para la entidad, ha reconfigurado el panorama de los retiros de dinero sin tarjeta en el país, especialmente con el lanzamiento del Sistema de Pagos Inmediatos e Interoperables (Bre-B) por parte del Banco de la República en octubre del mismo año.
Un adiós inesperado: Bancolombia A La Mano y el panorama financiero de 2025
La adopción de servicios financieros digitales en Colombia ha crecido exponencialmente en la última década, transformando hábitos de consumo y acceso al dinero. Sin embargo, la brecha entre la capacidad tecnológica y la equidad en el acceso persiste, incluso se profundiza. El Reporte de Inclusión Financiera 2024, elaborado por la Superintendencia Financiera de Colombia y Banca de las Oportunidades, reveló que si bien el 95.8% de los adultos colombianos (aproximadamente 37.1 millones de personas) tienen al menos un producto de depósito, esta cifra esconde profundas desigualdades. ¿Es este progreso realmente inclusivo para todos?
En las zonas urbanas, el acceso financiero casi alcanza la universalidad, con un 99.1%. No obstante, en las áreas rurales, la cifra desciende abruptamente a 65.6%, creando una brecha de 33.5 puntos porcentuales que se ha ampliado 2.1 puntos respecto a 2023. Esta disparidad territorial no es solo un indicador, sino una barrera concreta para millones de colombianos que, además, enfrentan un aislamiento digital severo. Según el Ministerio de Tecnologías de la Información, en septiembre de 2025, 4 de cada 10 hogares rurales permanecían desconectados, con departamentos como Vichada (81% sin internet) y Vaupés (57.7%) en una situación crítica.
La brecha de género también se intensificó. El 99.1% de los hombres tiene acceso a depósitos, comparado con el 92.5% de las mujeres. En el sector rural, esta disparidad es aún más aguda: investigaciones de la Fundación WWB Colombia de 2025 muestran que más del 50% de las mujeres rurales está excluido del sistema financiero formal. Esta exclusión no es solo una cuestión de acceso a un producto; es una barrera estructural que limita su autonomía económica y perpetúa ciclos de pobreza.
Radiografía de una solución pasada: ¿Cómo funcionaba "A La Mano" para el retiro de efectivo?
Lanzada en 2013, Bancolombia A La Mano representó en su momento una apuesta clave por la inclusión financiera. Concebida como una cuenta de ahorro digital de bajo monto, estaba diseñada específicamente para segmentos de la población con ingresos limitados y sin acceso a la banca tradicional. Su modelo se cimentaba en una extensa red de corresponsales bancarios, que para 2025 superaba los 50,000 puntos de atención física en todo el país, desde tiendas de barrio hasta farmacias. He cubierto casos donde este modelo fue la única opción para familias en la ruralidad.
El proceso de retiro era notablemente simple y eficiente. Un usuario descargaba la aplicación en su smartphone, se registraba con su cédula y número de celular, y podía recibir o transferir dinero a esta cuenta. Para retirar efectivo, simplemente generaba un código de retiro temporal desde la app, válido por 90 minutos. Con este código, se dirigía a cualquier cajero automático de Bancolombia o a un corresponsal bancario autorizado, ingresaba su número de identificación, confirmaba el monto y el código, y retiraba su dinero al instante. ¿Le suena familiar esta facilidad que hoy muchos extrañan?
Aunque A La Mano dejó de existir en mayo de 2025, es crucial entender su funcionamiento para apreciar las alternativas actuales. En su apogeo, especialmente en 2021, llegó a contar con más de 6 millones de usuarios activos. Su desaparición dejó un vacío sensible, en particular en las zonas rurales, donde la densidad de la red de Bancolombia era, y sigue siendo, superior a la de otras entidades.
El paso a paso del retiro sin tarjeta en la era de "A La Mano" (un recuerdo):
Aunque la plataforma fue descontinuada, comprender su mecánica nos permite valorar las innovaciones actuales y las brechas persistentes:
- Paso 1: Registro en la aplicación. Descargar la app, completar datos personales (nombre, cédula, celular, correo), aceptar términos y condiciones, y verificar con un código SMS.
- Paso 2: Transferencia de fondos. Desde la Sucursal Virtual o la app Mi Bancolombia, se transfería dinero a la cuenta A La Mano.
- Paso 3: Generación del código. Dentro de la app A La Mano, en la sección "Retirar plata", se seleccionaba "Generar código".
- Paso 4: Retiro en punto físico. En un cajero Bancolombia o corresponsal, se seleccionaba la opción de retiro sin tarjeta, se ingresaba el número de identificación y el monto deseado, para luego confirmar con el código recibido en el celular.
- Paso 5: Confirmación y efectivo. El cajero o corresponsal entregaba el efectivo y un recibo, sin costo adicional.
La universalidad de esta opción, que no dependía de la posesión física de una tarjeta, fue su mayor fortaleza, ofreciendo una solución práctica ante pérdidas, robos o simplemente la preferencia de no cargar plásticos.
Retirar dinero sin tarjeta en 2025: las opciones tras la era "A La Mano"
Con la salida de A La Mano y la entrada en operación de Bre-B, el ecosistema de retiro sin tarjeta ha mutado. La interoperabilidad y la inmediatez son las nuevas promesas. Para octubre de 2025, los colombianos cuentan con diversas alternativas para acceder a su efectivo, pero la cobertura y las condiciones varían significativamente. Es fundamental conocer estas diferencias para tomar decisiones informadas.
La llegada de Bre-B, gestionado por el Banco de la República, ha marcado un hito. Desde el 6 de octubre de 2025, este sistema permite generar una "llave para retiro" usando el número de celular o documento de identidad, y retirar dinero en menos de 20 segundos en cajeros de la red Servibanca. El límite diario para estas transacciones es de hasta $11.552 millones, una cifra que supera ampliamente los topes tradicionales de otras redes. Sin embargo, ¿este avance tecnológico realmente llega a quienes más lo necesitan?
Canales actuales de retiro sin tarjeta en octubre de 2025: una comparativa
| Canal | Límite Máximo | Costo | Horarios | Cobertura y Comentarios |
|---|---|---|---|---|
| Cajeros Bancolombia (desde Nequi u otras apps Bancolombia) | $2.7 millones diarios | Sin costo | 24 horas | Amplia red de cajeros de Bancolombia. |
| Cajeros Servibanca (vía Bre-B) | $11.552 millones diarios | Sin costo | 24/7 | Red de 2,750 cajeros en 802 municipios. Limitada frente a Bancolombia. |
| Corresponsales Bancarios (desde Nequi, Daviplata, etc.) | Hasta $9.999.999 por transacción | Sin costo (generalmente) | Según horario comercial (7am-8pm aprox.) | Más de 50,000 puntos en todo el país. Mayor capilaridad rural. |
| Sucursales Físicas (requiere atención personal) | Sin límite definido (sujeto a disponibilidad) | Sin costo (generalmente) | Horario bancario | Disponibilidad limitada a ciudades y cabeceras municipales. |
| Bancolombia A La Mano | $10.482.690 (mensual, antes de cierre) | Sin costo | N/A | Descontinuado en mayo 2025. |
Mientras que Bancolombia tiene presencia a través de corresponsales y sucursales en más del 73% de los municipios del país, la red de Servibanca, esencial para Bre-B, aunque robusta, es más concentrada geográficamente. Para un comerciante en Vaupés o un campesino en La Guajira, la cobertura física sigue siendo el factor más crítico, y ahí es donde la promesa de la tecnología se encuentra con la cruda realidad del territorio.
¿Quién gana y quién pierde? Perfiles de usuario en la encrucijada digital
La evolución de los métodos de retiro sin tarjeta en Colombia genera vencedores y vencidos. La inclusión financiera no es solo tener un producto, sino poder usarlo de manera efectiva y sin barreras. Los datos revelan una segmentación clara.
Para los jóvenes profesionales urbanos, el panorama es alentador. Si han extraviado su tarjeta o prefieren la comodidad digital, tienen un abanico de opciones sin fricciones: generar códigos desde apps como Nequi (que ya cuenta con 22 millones de usuarios registrados) o Daviplata, usar Bre-B, o acudir a la vasta red de corresponsales. La disponibilidad es casi 24/7 y los costos de retiro son nulos. Las entrevistas con usuarios en Medellín o Bogotá revelan una alta satisfacción con la agilidad que ofrecen estas plataformas, integradas a su estilo de vida conectado.
La situación para las zonas rurales es una historia diferente de inclusión incompleta. Estas áreas, que albergan al 23% de la población colombiana (unos 10 millones de personas), aún tienen aproximadamente 3.4 millones de habitantes sin acceso a servicios financieros formales. En mi experiencia, los corresponsales bancarios se han erigido como la principal puerta de entrada al sistema formal en municipios donde un banco tradicional es una rareza. Sin embargo, para un agricultor que recibe el pago de su cosecha y necesita efectivo, un retiro en un corresponsal puede implicar un viaje de hasta una hora a la cabecera municipal, con los costos de transporte y tiempo perdido que esto conlleva. El cierre de A La Mano, que tenía una fuerte presencia en estos puntos, redujo la flexibilidad para muchos.
El grupo más vulnerable, estimado en 17 millones de colombianos sin ningún producto financiero formal, sigue enfrentando barreras estructurales que ninguna aplicación o sistema de pagos puede resolver por sí solo:
- Desconexión digital: Sin un smartphone, sin acceso a datos móviles, o con acceso intermitente (común en zonas rurales por el clima), generar un código de retiro es imposible.
- Falta de identificación: Aunque A La Mano solo exigía la cédula, millones de colombianos carecen de documentación válida o actualizada.
- Desconfianza institucional: En territorios afectados por el conflicto armado o con predominio de la economía informal, la aversión al sistema bancario es una respuesta racional a históricas represalias financieras o simplemente la falta de familiaridad.
- Analfabetismo financiero: La ausencia de educación básica sobre cómo usar una app, entender términos bancarios o gestionar sus finanzas, perpetúa la exclusión incluso cuando la tecnología está disponible.
El costo oculto de la exclusión: cuando la tecnología no basta
La incapacidad de acceder al sistema financiero formal no es solo una molestia, es un lastre económico y social con costos medibles. Según análisis de BBVA Research presentados en 2025, personas y empresas excluidas del sistema formal se ven obligadas a recurrir a prestamistas informales, donde las tasas de interés anuales pueden alcanzar el 382% para personas naturales y hasta el 667% para pequeñas empresas. Francamente, estas cifras son alarmantes y ponen en evidencia la vulnerabilidad a la que se exponen millones de colombianos. Un microempresario rural que necesite dos millones de pesos para inventario y es rechazado por un banco, termina con un "gota a gota" que le cobra un 20% mensual, lo que anualmente se traduce en un 791.6% efectivo anual.
La brecha de crédito es monumental: solo el 35.5% de los adultos colombianos tiene acceso a crédito formal, una cifra que ha disminuido desde 2018. En zonas rurales, donde la estacionalidad del trabajo y la informalidad predominan, este porcentaje se desploma aún más. Esto significa menos inversión, menos crecimiento y menos oportunidades para quienes ya están en desventaja.
A pesar de los avances digitales, la Superintendencia Financiera reportó en 2025 que el 79% de las transacciones en Colombia todavía se realizan en efectivo. Los pagos digitales apenas alcanzan el 21.9% de las operaciones no presenciales. Esta preferencia por el dinero físico, especialmente en estratos bajos, no es solo cultural; es una respuesta a la desconfianza, la falta de infraestructura y la necesidad de inmediatez y control que el efectivo ofrece.
Desafíos críticos en la era post-A La Mano y Bre-B:
1. La brecha digital como impedimento: La transición de A La Mano a plataformas como Nequi asumió una conectividad universal. La realidad es que 10.2 millones de colombianos carecen de acceso a internet, y muchos más tienen acceso deficiente, haciendo imposible el uso de estas herramientas. 2. Desconexión entre capacidad tecnológica y cobertura física: Bre-B es superior tecnológicamente, pero su red de retiro (Servibanca) es más limitada que la de Bancolombia. Un usuario rural puede ganar interoperabilidad, pero perder puntos de acceso cercanos. 3. Falta de educación financiera: El RIF 2024 indicó que el uso reciente de productos financieros es del 82.3%, pero se enfoca en transaccionalidad básica. Solo el 50.5% de los adultos usa crédito, incluyendo el informal. Sin educación sobre gestión de deuda, ahorro y los beneficios del crédito formal, la vulnerabilidad persiste. 4. Riesgos de fraude en Bre-B: La masificación de los pagos instantáneos trae consigo un aumento de los delitos digitales. En octubre de 2025, informes de "QR-phishing" (reemplazo de códigos QR legítimos por falsos) comenzaron a proliferar. La Superintendencia reportó 300 millones de transacciones con códigos QR en 2025, un aumento del 85% respecto a 2024, lo que amplía la superficie de ataque para los ciberdelincuentes. El 7.1% de las transacciones de comercio electrónico sufrió intentos de fraude en 2024, una tendencia que se espera aumente.
Mirando hacia el futuro: ¿Hacia una inclusión financiera real en Colombia?
A pesar de los desafíos, la era post-A La Mano y la consolidación de Bre-B ofrecen ventajas significativas que no deben pasarse por alto. La seguridad mejora al eliminar la tarjeta física, reduciendo el riesgo de clonación o robo. La flexibilidad es mayor, permitiendo a usuarios con dinero en su billetera digital retirar efectivo en segundos sin la necesidad de abrir una cuenta bancaria completa. Además, la interoperabilidad de Bre-B permite, por primera vez, que un usuario de Nequi retire dinero enviado desde otro banco en un cajero de Servibanca, algo impensable hace poco tiempo. La disponibilidad 24/7 de estas redes es un beneficio innegable. Pero, ¿son estos avances suficientes para cerrar las brechas?
Bancolombia, a través de Nequi, ha anunciado planes para fortalecer su ecosistema, expandiendo productos de crédito dirigidos a pequeños negocios y microempresarios, la llamada "economía popular" por Asobancaria en sus reportes de 2025. Por su parte, el Banco de la República ambiciona que Bre-B logre convertir un porcentaje significativo de las transacciones en efectivo a digitales, proyectando una caída del uso de efectivo del 79% actual a alrededor del 55% en los próximos cinco años. Un horizonte prometedor, pero que exige acciones concretas.
Para que la inclusión financiera sea una realidad en Colombia, se requieren esfuerzos coordinados:
- Inversión masiva en conectividad rural: Los planes del Ministerio TIC para conectar 109,000 hogares rurales para 2026 son un buen inicio, pero el ritmo debe acelerarse para alcanzar a los millones de desconectados.
- Integración de corresponsales al ecosistema Bre-B: En lugar de ver a los corresponsales como meros puntos de retiro, deben ser vistos como el puente vital para la población rural, integrándolos plenamente en la nueva infraestructura de pagos instantáneos.
- Educación y seguridad financiera: Son cruciales campañas masivas y accesibles sobre cómo usar las herramientas digitales, cómo protegerse del fraude y cómo gestionar las finanzas personales, dirigidas específicamente a poblaciones rurales y adultos mayores.
- Crédito adaptado y flexible: Es imperativo diseñar productos financieros que se ajusten a los ciclos agrícolas, que acepten garantías colectivas y que evalúen perfiles sin historial crediticio formal, reconociendo la realidad de la economía popular.
¿Se ha preguntado usted cuántos de sus vecinos o familiares rurales siguen dependiendo del efectivo por estas barreras?
Conclusión: Progreso tecnológico, persistencia de desigualdad
La desaparición de Bancolombia A La Mano en mayo de 2025 y la llegada de Bre-B en octubre representan, sin duda, un salto en la sofisticación tecnológica del sistema financiero colombiano. Sin embargo, en un país donde 17 millones de personas carecen de acceso a servicios financieros formales, donde 33.5 puntos porcentuales separan a ciudadanos rurales de urbanos, y donde prestamistas informales cobran tasas del 791.6% anual, la tecnología por sí sola es una herramienta insuficiente, si no se acompaña de políticas públicas robustas y una visión más equitativa.
El cierre de A La Mano, un producto que nació con una visión de inclusión hace más de una década, anticipa una realidad: la innovación financiera tiende a concentrarse en usuarios urbanos y conectados digitalmente, aquellos que interactúan con ecosistemas fintech sofisticados. Para quienes permanecen en los márgenes —agricultores sin electricidad confiable para cargar su celular, mujeres rurales sin documentación válida, trabajadores informales sin capacidad de demostrar ingresos— cada nueva ola de "modernización" reedita la misma pregunta: ¿quién se beneficia realmente?
En octubre de 2025, Colombia cuenta con más herramientas que nunca para transferir y retirar dinero sin tarjeta. Pero paradójicamente, cuenta con menos acceso real al sistema financiero para quienes más lo necesitan, aquellos que aún ven en el efectivo y en los corresponsales su única ancla a la economía formal. El reto de la verdadera inclusión sigue vigente.
Cifras clave citadas: Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) y Banca de las Oportunidades (2024-2025); Banco de la República (octubre 2025); Asobancaria (2025); BBVA Research (2025); Fundación WWB Colombia (2025); Ministerio TIC (2025); TransUnion (2024-2025).





