Banco Pichincha en Colombia: La Difícil Ruta hacia la Consolidación en 2025
CONTENIDO:
- Un Legado Ecuatoriano con Profundas Raíces en Colombia
- La Montaña Rusa del Crecimiento: De la Expansión Agresiva a la Reconfiguración
- Desafíos en la Balanza: Los Números Rojos Persisten en 2025
- Pibank: El Pivote Digital en la Búsqueda de Rentabilidad
- Solidez Patrimonial y Perfil de Riesgo: Un Acto de Equilibrio
- El Futuro en Jaque: Proyecciones y Vulnerabilidades en 2025
- FAQ Banco Pichincha Colombia: Preguntas Frecuentes sobre Desempeño Financiero y Servicios Bancarios
Las cifras de la Superintendencia Financiera de Colombia son contundentes: a mayo de 2025, Banco Pichincha registraba pérdidas acumuladas por $68.847 millones, una marca que lo ubica como la entidad con el mayor saldo negativo entre sus pares en el sistema. Este dato, que ha sido reportado en diversos medios especializados, resalta un desafío persistente para la filial colombiana, especialmente cuando el sector bancario en su conjunto reportaba ganancias de $4.8 billones, con un incremento del 64.5% anual. La situación plantea una pregunta clave: ¿cómo una institución con el respaldo de uno de los grupos financieros más grandes de Ecuador navega un panorama tan complejo en uno de los mercados más competitivos de la región?
He cubierto el sector financiero colombiano por años, y casos como el de Banco Pichincha, que transita de un crecimiento explosivo a un período de reconfiguración y desafíos, no son ajenos. Su trayectoria es un claro ejemplo de las complejidades que implica la expansión internacional y la adaptación a un entorno de constantes cambios regulatorios y tecnológicos.
Un Legado Ecuatoriano con Profundas Raíces en Colombia
El Banco Pichincha, pilar del Grupo Pichincha, se inscribe en una de las estructuras empresariales más sólidas y sofisticadas de América Latina. Liderado históricamente por la familia de Fidel Egas Grijalva, este conglomerado ecuatoriano abarca 63 empresas, con intereses que van desde Diners Club y Seguros del Pichincha hasta casas de valores como PICAVAL, operando en Perú, Panamá, España, Estados Unidos y, por supuesto, Colombia. Esta diversificación, si bien genera sinergias, también expone al grupo a dinámicas de mercado particulares en cada jurisdicción.
En Colombia, la historia de Pichincha no es reciente. Su incursión se remonta a 2004 con la adquisición de Inversora Pichincha, una entidad que había operado por más de 40 años desde su constitución en Bucaramanga en 1964. La transformación de Inversora a establecimiento bancario se materializó en noviembre de 2010, con la resolución 0767 de la Superintendencia Financiera. Este hito no solo unificó la marca bajo el paraguas del Grupo Pichincha, sino que también sentó las bases para una estrategia de mercado más ambiciosa, permitiendo al banco ofrecer una gama más amplia de servicios.
La Montaña Rusa del Crecimiento: De la Expansión Agresiva a la Reconfiguración
El periodo entre 2011 y 2014 fue de un crecimiento notable para Banco Pichincha en Colombia. La entidad implementó una estrategia agresiva, enfocada en segmentos como los créditos de libranza y el financiamiento de vehículos, fondeándose a través de captaciones minoristas. Según los registros, en 2014, el banco reportó activos por $1.241,6 millones de dólares, lo que representó una tasa de crecimiento anual superior al 30%. Esta cifra superaba significativamente el 18% de crecimiento promedio del sistema bancario en ese entonces, sustentado en el aumento de activos productivos, con cartera de créditos e inversiones que conformaban más del 90% del total.
Las utilidades netas en 2014 también reflejaron esta expansión, con un crecimiento del 25%. La rentabilidad del patrimonio (ROE), un indicador clave de eficiencia, mejoró del 7.2% en 2013 al 8.3% en 2014. La confianza del mercado se reflejó en la ratificación de su calificación BRC 1+ (la más alta posible para deuda de corto plazo) y AA+ para largo plazo por parte de Standard & Poor's en noviembre de 2014. Durante este auge, el banco expandió su red física a 46 oficinas en 20 ciudades, con una concentración estratégica en grandes urbes como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga. Sin embargo, esta expansión física no fue sostenible en el largo plazo.
En 2022, el banco tomó una decisión drástica: cerró el 48% de sus 45 oficinas, reduciendo su presencia a 23 sucursales a partir de enero de 2023. Esta medida se justificó en la creciente transformación digital y la menor necesidad de transacciones físicas por parte de sus clientes, marcando un giro en su estrategia operativa que se vería consolidado en los años siguientes.
Desafíos en la Balanza: Los Números Rojos Persisten en 2025
El quiebre en la trayectoria de Banco Pichincha se hizo más evidente entre 2024 y 2025. Mientras el sistema financiero colombiano en su conjunto mostraba señales de recuperación, la entidad enfrentó resultados que la diferenciaban del promedio. Al cierre del tercer trimestre de 2024, el banco reportó una utilidad negativa de $54.252 millones, una ampliación de las pérdidas frente a los $19.853 millones negativos registrados en el mismo periodo de 2023. Sus activos, aunque alcanzaron los $3.2 billones (un crecimiento del 9.7% anual), no lograron revertir la tendencia deficitaria.
Un punto positivo en este panorama fue la mejora del indicador de cartera vencida (ICV), que se situó en 5.39% en el tercer trimestre de 2024, reduciéndose en 108 puntos básicos respecto al año anterior. Esta mejora, según los analistas, reflejó la implementación de políticas de admisión de crédito más rigurosas y una gestión de riesgo más conservadora. Sin embargo, la volatilidad en la calidad de los activos heredados de Inversora Pichincha seguía siendo un factor a considerar.
Los reportes de la Superintendencia Financiera para mayo de 2025 consolidaron la preocupación: Banco Pichincha acumulaba las mayores pérdidas del sistema en los primeros cinco meses del año. Este contraste es aún más pronunciado si consideramos que, al cierre de agosto de 2025, solo seis bancos del sistema permanecían en números rojos, una mejora significativa frente a los 15 bancos en pérdidas al finalizar 2024. A pesar de la recuperación general del sector, Banco Pichincha seguía en este grupo problemático, lo que sugiere que su transformación operativa, aunque en marcha, aún no había traducido en rentabilidad positiva sostenida.
Pibank: El Pivote Digital en la Búsqueda de Rentabilidad
Frente a este escenario, la respuesta estratégica de Banco Pichincha ha sido contundente: la apuesta por Pibank, su plataforma de banca directa lanzada en noviembre de 2022. Pibank representa un cambio de paradigma, pasando de un modelo de colocación de crédito tradicional a uno centrado en la captación de ahorros mediante productos digitales de alta rentabilidad. ¿Se ha preguntado alguna vez cómo un banco busca transformar su negocio de raíz? Este es un ejemplo.
Desde su lanzamiento, Pibank ha sido disruptivo, ofreciendo tasas de rendimiento del 10% efectivo anual sin comisiones, que llegaron a escalar hasta el 12% y se ajustaron a un rango de 10-11% en 2025, en línea con la baja de las tasas de referencia del Banco de la República. Con más de 143.000 clientes y en constante crecimiento, Pibank se ha consolidado como uno de los productos de ahorro digital más competitivos del mercado colombiano. La ambición para el segundo semestre de 2025 es duplicar los depósitos de Pibank en los próximos 12 meses, un objetivo que habla de la importancia de esta plataforma para el futuro del banco.
Esta estrategia ha reconfigurado la estructura de fondeo del banco. Mientras que en 2024 la dependencia de personas jurídicas era mayoritaria, en 2025, el 90% de las captaciones provino de personas naturales a través de Pibank y otros productos digitales. Esta reorientación no solo reduce los riesgos de concentración, sino que también potencia la captación minorista, alineando el modelo de negocio con las tendencias de bancarización digital y la búsqueda de una base de clientes más amplia y estable.
Solidez Patrimonial y Perfil de Riesgo: Un Acto de Equilibrio
A pesar de los desafíos en rentabilidad, Banco Pichincha ha recibido inyecciones de capital del Grupo Pichincha, lo que le ha permitido fortalecer sus índices de solvencia. A diciembre de 2023, el patrimonio del banco ascendía a $1.939 millones de dólares, aunque esta cifra se redujo a $1.806 millones de dólares al cierre de 2024. No obstante, el índice de solvencia, crucial para la estabilidad de cualquier entidad bancaria, mejoró notablemente, pasando de un 11.9% en 2023 a un 14.9% al finalizar 2024, superando los requerimientos regulatorios. La cobertura de provisiones sobre la cartera total fue del 10.9% en 2024, con un 306.1% sobre la cartera improductiva, lo que refleja una posición conservadora frente al riesgo de crédito.
Las agencias calificadoras de riesgo, como Fitch Ratings, han mantenido una perspectiva estable para Banco Pichincha. En marzo de 2025, Fitch afirmó su calificación nacional en A-(col) para largo plazo y F2(col) para corto plazo. Esta reafirmación reconoce las mejoras graduales en el modelo de negocio del banco, su reenfoque en clientes de menor riesgo y una reestructuración en la gestión de riesgos. Sin embargo, las calificadoras también han señalado limitantes estructurales. Fitch, por ejemplo, destaca que Banco Pichincha mantiene una franquicia de tamaño limitado dentro del sistema financiero colombiano, representando apenas el 0.3% de los activos totales del sector, y que su rentabilidad sigue bajo presión operativa, con indicadores como la utilidad operativa sobre activos ponderados por riesgo en territorio negativo durante 2023.
El Futuro en Jaque: Proyecciones y Vulnerabilidades en 2025
Colombia en 2025 se presenta con un contexto macroeconómico en recuperación, pero no exento de vulnerabilidades. La economía proyecta un crecimiento del 2.5% en 2025 y del 2.7% en 2026, impulsada principalmente por el consumo interno y una incipiente recuperación de la inversión. El sistema financiero, por su parte, ha mostrado resiliencia ante la volatilidad global, con créditos otorgados por establecimientos de crédito registrando tasas de crecimiento reales positivas desde mayo de 2025 y una mejora gradual en los indicadores de morosidad. En este escenario agregado, Banco Pichincha, a pesar de sus desafíos individuales, se beneficia de la recuperación general.
La estrategia del banco para 2025 no se limita a Pibank. En marzo de 2024, anunció un ambicioso plan para duplicar su crecimiento en banca empresarial, enfocándose en empresas con ventas anuales superiores a $25.000 millones en ciudades clave como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga. Esta apuesta incluye productos como créditos, CDT's y cuentas remuneradas. El presidente ejecutivo, Germán Rodríguez, ha destacado el potencial de financiación en regiones como Antioquia, donde el banco tiene una participación inferior al 1%, un objetivo que buscan multiplicar por diez. Adicionalmente, en febrero de 2025, el CAF (banco de desarrollo de América Latina) estructuró un préstamo de $137 millones para Banco Pichincha, destinado a impulsar el crecimiento inclusivo y sostenible, con un enfoque particular en mipymes lideradas por mujeres y proyectos de energía y negocios verdes.
Sin embargo, las vulnerabilidades persisten. El reporte de estabilidad financiera de septiembre de 2025 del Banco de la República señalaba una mayor exposición a fluctuaciones de precios de títulos de deuda pública y una persistencia de morosidad elevada, especialmente en sectores como comercio y manufactura. Para Banco Pichincha, con su perfil de cartera enfocado en libranza y consumo, las vulnerabilidades son específicas: dependencia de empleados públicos en créditos de libranza, la volatilidad en la calidad de activos antiguos heredados de Inversora Pichincha, y la exposición a choques en la empleabilidad en ciertos sectores.
Banco Pichincha en Colombia se presenta en el cierre de 2025 como una institución en plena transición. Con el sólido respaldo de su casa matriz ecuatoriana y la capacidad de capitalización del Grupo Pichincha, la entidad posee fundamentos para su consolidación. Sin embargo, la persistencia de pérdidas operativas, su tamaño limitado dentro del sistema (0.3% de los activos), y la intensa competencia en segmentos de nicho como libranza y banca digital, representan desafíos reales que exigen una ejecución estratégica impecable.
La apuesta por Pibank es, sin duda, un factor crítico. Si logra escalar la captación de depósitos digitales y reducir sus costos operativos de manera sostenible, el banco podría transitar hacia la rentabilidad esperada. Las mejoras en la calidad de la cartera son una señal positiva, pero la consolidación de Banco Pichincha en 2025-2026 dependerá fundamentalmente de tres variables: la consolidación de la recuperación macroeconómica colombiana, el éxito en la escalabilidad y rentabilidad del modelo Pibank, y una mejora sostenida en sus márgenes operativos en un entorno de tasas de interés que, aunque en descenso, sigue siendo competitivo. Según la Superintendencia Financiera, a septiembre de 2025, el banco permanece en el grupo de entidades con resultados negativos, lo que subraya que, aunque en trayectoria de mejora gradual, su consolidación definitiva aún está en suspenso, condicionada a la efectividad de su transformación y a la recuperación de sus márgenes.





